2019/10/09

Al otro lado de los Alpes


CRÓNICAS DE UN VIAJE TRAS SAN MIGUEL DE UN ATEO SIN ESPADA
Serie de 14 episodios sobre un vitaje entre Mont Saint Michel y Monte Gárgano.

A caballo entre octubre y noviembre de 2017 realicé un viaje entre Mont Saint Michel y el Monte Gárgano, para visitar cuatro lugares curiosos, espectaculares y sorprendentes. Seguí una imaginaria y misteriosa línea recta, en la que se alinean esos cuatro destinos de mi viaje. En Aiaraldea.eus publiqué 14 crónicas en euskera. Más tarde grabé 14 podcasts  en castellano, cuyo texto publico aquí.


08- AL OTRO LADO DE LOS ALPES
Hemen argitalpen orijinala irakur daiteke:
https://aiaraldea.eus/komunitatea/Jose%20Mari%20Guti%C3%A9rrez%20Angulo/1515567173308-8-alpetik-beste-aldera


Para viajar desde Le Puy en Velay hasta Milán recorrí unos 570 km. No sé si el viaje pudo haberme resultado más barato, pero, desde luego, no fue el más corto posible; y, sin duda, no fue el más rápido. Para hacer casi 300 km menos que entre Rennes y Le Puy en Velay, necesité catorce horas.


Si Le Puy en Velay estuviese realmente en la línea virtual que más o menos seguía, para llegar a mi siguiente destino, tendría que haberme dirigido hacia el sureste. Sin embargo mi tercer objetivo, –la Sacra di San Michele– lo tenía al este; midiéndolo en el mapa, a unos 300 km. Yo recorrí 570.

Hasta Grenoble seguí el itinerario que me había indicado dos días antes el revisor del tren en el que llegué a Le Puy en Velay , y viaje con la compañía francesa de ferrocarriles SNCF; en autobús hasta Firminy, y luego en dos trenes: uno para ir hasta Lyon y otro para llegar a Grenoble. Desde aquí elegí el autobús para atravesar los Alpes. Tomé uno con destino Berna, para llegar a Chanbéry , y desde allí en otro autobús hasta Turín. Las esperas fueron más largas, pero el viaje fue más barato que si hubiese atravesado los Alpes en tren.

Cada vez que he viajado con mochila me he jurado que la siguiente vez lo haría con la mitad de peso; pero al final acabo metiendo demasiados “por si acaso”. La mochila fue un estorbo cada vez que tuve una larga espera entre transportes. Si quiero conocer Firminy, Lyon, Grenoble y Chanbéry, no tendré más remedio que hacer otro viaje.

Los Alpes los atravesé de noche, así que también tendré que volver para gozar de aquel paisaje. Estaba prácticamente a un huso horario de casa, además se había adoptado la hora de invierno dos días antes, con lo que para mí anochecía casi dos horas antes que al comenzar el viaje. Antes de llegar a la frontera entre Francia e Italia ya había anochecido.

El autobús atravesó la frontera por el túnel de Frejus; este túnel abierto a unos 1.290 m sobre el nivel del mar, tiene 13 km de longitud. La salida en Italia está en la parte alta del valle de Susa, una vez atravesada la muga de los Alpes occidentales. Mucho más abajo de este túnel quieren agujerear los Alpes con otro de 58 km para una línea de tren de alta velocidad entre Turín y Lyon. La lucha contra ese túnel en el valle italiano de Susa ya dura más de un cuarto de siglo. Fue la pionera de los movimientos contra los macro-proyectos de trenes de alta velocidad, y al igual que muchas de las luchas y movimientos de resistencia que surgen de la ciudadanía, esta también ha sufrido la violencia institucional y todo tipo de agresiones promovidas o apoyadas por grandes poderes económicos, y con la ayuda de los poderes políticos que, en contra de su propia ciudadanía, les sirven. Un número nada desdeñable de activistas han tenido que pagar caro el valor y la audacia que han mostrado en su lucha a favor de intereses colectivos. Muchos intelectuales italianos también han apoyado este movimiento; y algunos lo han pagado caro. Erri de Luca ha sido uno de ellos; fue procesado por unas declaraciones contrarias al macro-proyecto. Antes del juicio manifestó: “si mi opinión es delito, no dejaré de cometerlo”. En el libro La parola contraria hace visibles los ataques del poder a las ideas que se le enfrentan. (En castellano: La palabra contraria; Seix Barral).

Cuando el autobús salió del túnel dejé a un lado los pensamientos anteriores para poner mi atención en los montes que no se veían. Quería divisar la Sacra di San Michele. Era de noche, y estaba seguro de que sería un esfuerzo baldío. Pero no, la abadía de mi tercera meta apareció en la cumbre del monte Pirchiriano. El monte no se apreciaba; sin embargo la admirable construcción de su cumbre estaba iluminada.

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