2019/05/26

El Lehendakari Urkullu, conflicto y memoria


Latinoamérica; pinceladas, imágenes y enlaces de un viaje (17)

El Lehendakari Urkullu, conflicto y memoria
(04 / 11 / 2018)



Viaje hacia Buenos Aires

El viaje entre Mar del Plata y Buenos Aires, de unas cinco horas y media, ha sido más corto que el anterior, y lo he hecho de día. El paisaje que me impresionó en el viaje de hace algunos días, me ha seguido sorprendiendo. El autobús ha circulado por una llanura infinita. Vacas, caballos y ovejas pastaban en un campo verde y sin fin; en algunos espacios inundados el agua les llegaba hasta las rodillas a las vacas y caballos, alguna vez hasta la tripa. Cigüeñas, garzas blancas, patos y otras aves acuáticas completaban la fauna visible. Pequeños bosquetes jaspeaban a veces la llanura infinita; a veces, muy lejos, en el horizonte líneas apenas visibles de árboles ponían límite a la pampa verde. He hecho el viaje delante de esa pantalla verde, azul e interminable con la atención puesta en lo visto y vivido los últimos días.

Ayer, sábado, fue el día más importante de la semana vasca en Mar del Plata. Por la tarde los grupos euskaldunes alegraron las calles con música, tambores y barriles. Al atardecer grupos de danza de todas las casas vascas de Argentina dieron un recital en el Teatro Radio City. Yo no tenía vouchers, pero gracias a una gasteiztarra y a su mujer argentina que conocí al llegar a la ciudad, pude entrar en el teatro; una responsable de la organización me dejó claro que se trataba de una excepción que hacía conmigo. Unos cuantos grupos ofrecieron actuaciones originales y de mucha calidad.


El discurso de Urkullu

Pero lo que no he podido quitar de la cabeza en el viaje hacia Buenos Aires ha sido el discurso de Urkullu de ayer a la mañana. Me pareció que en lugar de hablar para la diáspora Argentina hablaba para oyentes de España (sí, de España). Numeró uno por uno los puntos de una lista de proyectos del PNV para los próximos años, ignorando la presencia de parlamentarias y parlamentarios de otros partidos del Parlamento Vasco, excepto para mostrarse más cercano a los partidos españolistas.

Sobre el autogobierno repitió una y otra vez la misma idea: son imprescindibles un acuerdo vasco entre diferentes, y un pacto con el estado español. Pero en cuanto al derecho a decidir no mencionó, ni siquiera de pasada, la enorme dificultad para acordar con el estado –yo diría que es un obstáculo insuperable–. Añadió que un posible referéndum tiene que ser “legal y pactado”.

¿Para cuándo la realización del derecho a decidir? Visto lo de Cataluña, ¿todo para un futuro utópico? Sin mencionarlo, el referéndum de Cataluña estaba presente, y una persona le preguntó:

–¿Qué conclusión tiene que sacar Euskal Herria de la experiencia de Cataluña?

La pregunta no le gustó a Urkullu, y contestó con aspereza:

–Le puedo devolver la pregunta; ¿qué conclusiones tiene que sacar Cataluña de la experiencia de Euskadi?

También le preguntaron sobre los presos vascos. Dejó claras cuáles deberían ser las prioridades en este tema; primero: respeto y reconocimiento absolutos a las víctimas del terrorismo; segundo: cambio de política penitenciaria. En este segundo punto distinguió entre dispersión y alejamiento; y para arrinconar dudas añadió, literalmente, lo siguiente: “no planteamos la liberación de presos sin el cumplimiento de sus condenas”.

¿Esto también para un futuro utópico?


Grato encuentro

Mientras atravesaba la llanura infinita también me iba a recuerdos más agradables. El viernes Gustavo y Claudine (amigos de mi amigo Martín) fueron mis anfitriones; compartí con ellos y con Iñaki (hijo de Martín) un agradable encuentro de siete u ocho horas.

Gustavo y Claudine han viajado mucho, y también vivido en unos cuantos lugares de América, África y Europa. Una conversación con Gustavo puede ser interminable, no solo por su larga y dilatada experiencia, también porque escucha y valora las de sus interlocutores. Estar con él confirmó un nuevo eje temático para mi viaje.

Durante la dictadura de 1976 a 1983 fue desaparecido, torturado y después encarcelado. No lo tratamos en nuestra conversación, no surgió el tema; pero en el paseo de la tarde, al pasar frente a una casa, le salió repentinamente desde dentro:

–¡Aquí vive un despreciable torturador!

Entre 2008 y 2016 se han pronunciado numerosas sentencias para castigar delitos de lesa humanidad en Argentina; se pronunciaron 921 sentencias contra civiles, policías y militares que tomaron parte en la brutal represión, muchas de cadena perpetua. Pasaron años y años antes de que fuese posible juzgar los crímenes de la dictadura; han pasado muchos menos para que quienes torturaron y asesinaron sin piedad obtuviesen la clemencia de la justicia; ya son bastantes quienes habiendo sido condenados a la cárcel de por vida, han conseguido que su arresto sea domiciliario.

En el estado español los torturadores no necesitan piedad; quizás lo que sí podrían lograr es una medalla al mérito.

Añadiré a mi viaje un nuevo eje temático: memoria.

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