2019/04/12

Viaje en Marruecos (3)



Entre marzo y abril de 2016 Josune y yo hicimos un viaje a Marruecos. A la vuelta publiqué en Aiaraldea.eus ocho crónicas en euskera. Ahora las traigo aquí traducidas al castellano.

Hemen argitalpen orijinala ikus daiteke:


LA CRUELDAD NO MUERE

Siguiendo el recorrido que denominan Ciudades Imperiales, dejamos atrás Casablanca para dirigirnos a Rabat. Entre las dos ciudades hay 90 kilómetros y una hora larga de viaje. Además de no ser un trayecto largo, el guía lo hizo agradable con sus explicaciones.

Ali, el guía, mostraba su carácter abierto. Era notable su conocimiento de la historia y hablaba con mucha seguridad. Sin embargo en las explicaciones sobre el islam y la monarquía marroquí, era imposible adivinar su opinión; en estos temas su discurso era totalmente aséptico. Me pareció que hacía esfuerzos para que su parecer no quedase al descubierto.

El Islam y las costumbres musulmanas fueron a menudo tema de las conversaciones con todos los guías. En el camino hacia Rabat Alí nos dio un pequeño discurso sobre los pilares del Islam y la profesión de fe, sobre el origen de sunitas y chiitas y las diferencias entre ellos, sobre cómo se realiza el rito de la oración…

Entre Casablanca y Rabat está el pueblo de Skhirat (Sjirad en castellano). No vimos ni el pueblo ni su playa, pero al pasar a su altura Alí dio por terminada la charla sobre el Islam y una nueva historia ocupo su lugar: la matanza de Skhirat .

En esta ciudad hay un palacio real de verano. A lo largo de tres kilómetros hay una serie de construcciones distribuidas en terrazas que miran al mar para el disfrute de la familia real y los funcionarios de la élite. El 10 de julio de 1971 hubo un atentado contra Hassan II, que estaba celebrando su 42 cumpleaños. Los militares asaltaron el palacio y provocaron una gran carnicería entre los asistentes; hubo más de cien muertos y otros tantos heridos. Hassan II salió bien, no así los cabecillas del golpe, que fueron fusilados. “Ten cuidado, Ufkir!”, gritó ante el pelotón de ejecución uno de los generales que encabezó el golpe.

Ufkir fue ministro de defensa e interior de Hassan II, y el mejor de sus verdugos. Durante muchos años dirigió una dura y cruel represión. Según algunas versiones estuvo implicado en la matanza de Skhirat, aunque no es del todo claro. Al año siguiente, el 16 de agosto de 1972, Hassan II sufrió un nuevo atentado. Volvía de Francia, y al entrar en el espacio aéreo de Marruecos fue atacado su avión, pero el rey al que querían matar los organizadores del golpe salió de nuevo con vida.

En esta ocasión no hubo dudas de la participación del general Ufkir. ¡Ufkir, el hombre de confianza del rey, traidor! Quien había desarticulado todos los complots contra el rey, quien había hecho asesinar en manifestaciones a cientos de estudiantes, quien llenó las cárceles de enemigos, quien era más cruel aún que el rey, … arremetió contra el rey.

Todos los cabecillas del golpe fueron juzgados y condenados a muerte, a excepción de Ufkir. Éste no llegó al juicio; la versión oficial fue que horas después del atentado se quitó él mismo la vida. Su familia vio el cuerpo, y eran evidentes los tiros recibidos por la espalda.

Fue entonces cuando comenzaron los llamados años de plomo. La cruel y despiadada persecución y represión política duró hasta los primeros años de la década de 1990.

Alí nos contó la historia con frialdad, sin pasión. Pero cuando la mujer de Ufkir –Fátima– entró en el relato, la aparente despreocupación de Alí desapareció. Fue evidente la estima que sentía hacia Fátima.

Hassan II se vengó durante veinte años –años de plomo– en sus súbditos, en la gente del pueblo. Pero matar a Ufkir no le pareció suficiente para satisfacer la sed de venganza contra la traición de uno de sus más cercanos, e hizo desaparecer a toda la familia del traidor (Fátima y y sus seis hijos e hijas). No los mató, no dio orden de que fuesen asesinados; los convirtió en muertos vivientes. Mantuvo la familia encerrada durante casi, sin permitir ni la más mínima relación con el exterior. Desaparecidos para todo el mundo.

Pasaron décadas antes de que el mundo tuviese alguna noticia de esta familia. Entonces dejaron el encierro para ir al destierro. Fátima Ufkir cuenta sus días felices y los de desgracia en el libro Les jardins du Roi. Alí nos recomendó su lectura.

Hassan II no lo leyó. Murió en el palacio real de Skhirat en 1999; Les jardins du Roi se publicaron al año siguiente. Enterraron al rey en Rabat, en el mausoleo de su (supuesto) padre Mohammed V. El mausoleo es admirable. En medio la tumba de Mohamed V; el de Hassan II y el de su hermano mayor (¿o hermanastro?) están a los lados Marroquís y saharauis sufrieron el sangriento y cruel reinado de Mohamed II durante 38 años. Ese largo tiempo endureció los corazones de los súbditos; la muerte del rey no provocó expresiones de duelo en las calles.

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