Entre marzo y abril de 2016 Josune y yo hicimos un viaje a Marruecos. A la vuelta publiqué en Aiaraldea.eus ocho crónicas en euskera. Ahora las traigo aquí traducidas al castellano.
Hemen argitalpen orijinala ikus daiteke:
https://aiaraldea.eus/komunitatea/Jose%20Mari%20Guti%C3%A9rrez%20Angulo/1482257085062-bidai-bat-marokon-2-marokoko-meskitarik-erraldoiena
LA MEZQUITA MÁS GIGANTESCA DE MARRUECOS
“El trono de Dios se construirá sobre el agua”; eso dice (o algo similar) un versículo del Corán. Hassan II lo tuvo en cuenta para ordenar la construcción de la gigantesca mezquita que llevaría su nombre. Quizás dejó de lado otros preceptos del Corán.
Hace un siglo Casablanca tenía 110.000 habitantes; hoy, con 3.500.000, es la ciudad más grande y poblada de Marruecos. A pesar de no ser la capital el poder económico se concentró en ella en la segunda mitad del siglo XX, y en opinión de Hassan II la ciudad tenía que convertirse en un símbolo emblemático. Para conseguirlo ordenó en 1985 la construcción de una de las mezquitas más gigantescas del mundo. Se inauguró el 30 de agosto de 1993.
La nave de oración interior puede acoger 25.000 fieles, y la explanada que rodea la mezquita 80.000 más. En Marruecos quienes no son musulmanes no pueden visitar las mezquitas; ésta es la única excepción, pero los turistas no podemos entrar mientras se celebran sus liturgias.
Es impresionante, y da igual desde qué punto de vista la mires, siempre es grandeza lo que descubres. Su minarete, por ejemplo, tiene 210 metros, lo que le hace el más alto del mundo.
Las calles y barrios cercanos están bien acondicionados. Caminando hacia La Corniche (y ese fue el recorrido que nos ofreció el guía) se pueden ver casas de lujo, y servicios e instalaciones para satisfacer todo tipo de satisfaciones a quienes viven inmersos en el exceso, siempre mirando al Atlántico.
Pero las chozas de los miserables están, literalmente, detrás de ese lujo. Se pueden ver muros de la vergüenza que ocultan la pobreza: muros de dos metros rodean los barrios de chabolas contiguos, o utilizando el término francés, los bidonville.
Para construir la mezquita de Hassan II tuvieron que trasladar los barrios marginales que se asentaban allí. No solo eso; la mezquita se pagó con una suscripción popular obligatoria (!); también tuvieron que pagar quienes fueron desterrados de su residencia. Ni siquiera los niños quedaron exentos de aquella recaudación, tuvieron que aportar un dirham cada uno.
El monarca de Marruecos también es el líder religioso, por lo tanto debe conocer muy bien los pilares del Islam; ¿y los cumple? Cinco son dichos pilares: dar testimonio de fe, la oración, la limosna, el ayuno en el mes de ramadán, y la peregrinación a la Meca. ¿Hassan II cumplió con los cinco?
El tercer pilar (zakât) se refiere a lo que hay que dar a los necesitados; no se trata de una fácil limosna, sino de una seria obligación para con ellos. Durante el viaje he leído en algún lugar: “los derechos de los necesitados están en la fortuna de los ricos”.
Hassan II mandó construir una mezquita extraordinaria. ¿Dio a los necesitados lo que les debía?
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