2019/12/31

Santiago de Chile: los culpables reconocen sus crímenes cuando los niegan


Latinoamérica; pinceladas, imágenes y enlaces de un viaje (25)


Santiago de Chile.
Los culpables reconocen sus crímenes cuando los niegan
25 - 28/11/2018


En toda esta serie de pinceladas de mi viaje de 2018 por Latinoamérica (que desde hace varios meses subo a este blog), en la presentación o portada de cada entrega apenas uso más de una imagen compuesta con varias fotos relacionadas con lo tratado en cada texto. En esta haré una excepción; cada apartado irá precedido de una imagen. Son cuatro partes relacionadas con lugares, personas u objetos; cuatro espacios, vivencias o elementos recuperados para la memoria.


Lo que quise ver en los cuatro fue que la propia negación de las atrocidades cometidas era un reconocimiento de culpabilidad. Tergiversar burdamente la verdad sobre el crimen cometido, o construir un muro para ocultarlo, son formas de reconocerse culpable. No pude dejar de recordar la pared construida en el Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio D2 de Córdoba, Argentina. Allí quisieron evitar que los represaliados que sobrevivieron pudiesen reconocerlo; en Santiago tomaron decisiones administrativas para que un lugar dejase de existir, aunque no fuese físicamente.


La Moneda


La Moneda, sede del gobierno chileno en Santiago, fue bombardeada el 11 de setiembre de 1973. Allí, y en aquella fecha, murió Allende defendiendo la democracia. Durante más de cuatro décadas las imágenes de La Moneda bombardeada han sido la imagen de Santiago de Chile que me venía a la cabeza cada vez que oía o leía su nombre, o yo mismo lo mencionaba. Cuando pensaba que alguna vez visitaría Santiago, imaginaba la ciudad que Allende predijo en su último discurso: “Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor”.


El domingo 25 de noviembre caminé por la Avenida Libertador Bernardo O’Higgins (conocida como Alameda), llegué hasta la Plaza de la Ciudadanía y pude contemplar el icónico edificio. No había ninguna señal del bombardeo al que fue sometido hacía 46 años (ahora 47).

En Palacio de La Moneda, un libro publicado en 1983, escrito por Hernán Rodríguez Villegas y presentado por el mismo Pinochet, se mencionan las remodelaciones realizadas durante el siglo XX, y los nombres de los presidentes de la república en el momento en que se llevaron a cabo. Al tratar sobre la necesaria restauración después del bombardeo sufrido en 1973 se dice:

“Luego del incendio sufrido por el edificio en 1973, la caída de estucos de los muros permitió apreciar las graves alteraciones estructurales producidas a través del tiempo, las que aumentaron peligrosamente al quemarse las vigas de roble que sustentaban los pisos y techumbres.

La importancia fundamental del Palacio de la Moneda en nuestra historia política y cultural, así como su condición de monumento capital de nuestro patrimonio, hizo que el Gobierno ordenara a la brevedad su total restauración, la que vino a concluirse en marzo de 1981”.

Ni se menciona a Allende ni se dice qué fue lo que provocó el incendio. La dictadura no solo ocultó físicamente lugares donde se dieron sus acciones criminales, también se las quiso hurtar a la historia.

En la información que busqué en Internet pude leer que durante la restauración del palacio, el salón donde murió Allende fue suprimido y cerrado con un muro de hormigón. Posteriormente (2008) la presidenta Michelle Bachelet dispuso la restauración de aquella sala.

Retrocediendo por la Alameda hacia Londres 38 pensaba si aquella era una de las grandes alamedas que predijo Salvador Allende. En uno de los países de Latinoamérica donde las diferencias sociales son más grandes, me resultaba imposible creer que aquel presidente se refiriese a la alameda que yo recorría, porque, ¿quién puede ser libre en una sociedad radicalmente desigual y en la que los derechos básicos no están garantizados?


Londres 38, espacio de memorias



Londres 38 fue un centro de retención, tortura, exterminio y desaparición durante la dictadura. Entre la Alameda, a la altura de la iglesia de San Francisco, y la calle Padre Alonso de Ovalle, discurre la calle Londres. Muy cerca de la iglesia está Londres 38.

Este inmueble fue adquirido por el Partido Socialista en 1970. Después del golpe la dictadura se apoderó del inmueble; durante un año lo utilizó la DINA para torturar y hacer desaparecer. Por el centro pasaron más de 1.100 personas, de las que 94 (la mayoría jóvenes) fueron desaparecidas y/o ejecutadas.

En 1978 Londres 38 fue transferido gratuitamente a una institución vinculada al ejército. En el inmueble se hicieron obras para ocultar evidencias y testimonios de las personas represaliadas. Además la numeración de los inmuebles se modificó para que en la calle Londres no existiese el nº 38; en el minuto 2:15 de este vídeo se puede ver la numeración que se le asignó para hacerlo desaparecer administrativamente: el nº 40. ¿Puede ser más evidente el reconocimiento del crimen por los victimarios?

El 12 de octubre de 2005, el recinto fue declarado Monumento Histórico de Chile, a solicitud del "Colectivo Londres 38". El lugar es el único centro de represión y exterminio clandestino de la DINA que no fue destruido; hoy “es un sitio de memoria recuperado y abierto a la comunidad y las organizaciones sociales”.



Museo de la Memoria


El Museo de la Memoria de Santiago da para una visita de día completo. En él se recoge información sobre toda la historia de la dictadura y la represión durante la misma. Hay experiencias desgarradoras, declaraciones grabadas en vídeo a torturados que sobrevivieron, cartas, documentos, prensa, dibujos…

Aquí solo me referiré a algo que me impresionó especialmente: la carta de una niña a Lucía Hiriart, la mujer de Pinochet, y la respuesta de esta.

Ninoska Henríquez Araya, una niña de nueve años, escribió una carta a Lucía Hiriart; en ella le pedía ayuda para poder reencontrase con su abuela Olga y su abuelo Bernardo. Cinco meses antes la DINA los había secuestrado junto a la propia Ninoska, su hermano Vladimir de 15 años y un primo de ambos de 9.


La respuesta de Lucia Hiriart no pudo ser más escueta, impersonal y aparentemente aséptica; sin embargo en ella se aprecia el desprecio más absoluto. En la mecánica y protocolaria respuesta lo único que tuvo que hacer la mujer de Pinochet fue escribir su nombre. Cuando vi la nota de respuesta imaginé a Lucia Hiriart dándose aires de importancia y escribiendo con despreciable condescendencia su nombre en el papel que le presentaban para la firma. Me pareció que aquella línea escrita a mano retrataba su soberbia y arrogancia: escribía su nombre encima de la nota de respuesta, no en el lugar de la firma, como si, segura ya de que sus órdenes estaban cumplidas, ni siquiera tuviese la necesidad de leer lo que firmaba. Su apellido quedaba reducido a una inicial, pero reforzado con el “de Pinochet”, la herramienta más visible de aquel régimen sangriento.

Aquella respuesta tan aséptica, y con palabras anodinas y de significado neutro (estudio y resolución), convertía la política represiva en algo meramente administrativo, otra manera de ocultar el crimen cometido.

Los abuelos de Ninoska nunca han aparecido. El resultado de su carta no pudo ser más amargo para la niña y su familia.


Bloque de hormigón



El cuarto elemento en el que creí ver reconocimiento del crimen en la ocultación es un objeto que se expone en el Museo de La Memoria: un bloque de hormigón.


El 8 de julio de 1971 se produjo un terremoto en Chile. La Unión Soviética donó una fábrica de paneles de hormigón destinados a construir viviendas sociales del programa de gobierno de Unidad Popular. En noviembre de 1972 Salvador Allende y el embajador de la Unión Soviética firmaron uno de los paneles con un texto que decía: “Gracias compañeros soviéticos y chilenos”. El panel quedó expuesto a la entrada de la fábrica convirtiéndose en un símbolo del proyecto socialista de Allende, en el que el derecho a la vivienda se entendía como un derecho fundamental.

Después del golpe la administración de la fábrica pasó a manos militares. El panel conmemorativo se cubrió con estuco y pintura y su mensaje fue ocultado. Algunos de los trabajadores fueron detenidos y torturados, y cinco de ellos desaparecidos. La fábrica fue cerrada en 1979.

Este panel también es memoria colectiva que quisieron borrar.



Ni aquella dictadura, ni quienes participaron en ella y continuaron en las instituciones de la república consiguieron ocultar su barbarie. El pueblo vuelve a manifestarse contra la injusticia, y el gobierno saca a la calle el ejército y los carabineros, que vuelven a reprimir con violencia vesánica… Pero la lucha continúa.

¿Se están abriendo de nuevo las grandes alamedas por las que pasan seres humanos libres construyendo una sociedad mejor?

2019/12/30

Santiago de Chile: errudunek beren krimenak aitortzen dituzte ukatzen dituztenean


Latinoamerika; bidaia baten hainbat zertzelada, irudi eta esteka (25)


Santiago de Chile
Errudunek beren krimenak aitortzen dituzte ukatzen dituztenean
(2018 / 11 / 25 eta 28)



2018an Latinoamerikan zehar egin nuen bidaiaren zertzelada sorta honetan (duela zenbait hilabetetatik blog honetara igotzen ditudanak), irudi bat baino gehiago ez dut erabiltzen portada gisa, testu bakoitzean jorratutakoarekin lotutako hainbat argazkirekin osatua. Santiago de Chileko emanaldi honetan salbuespen bat egingo dut; nahiz eta La Moneda delakoaren argazki batekin aurkeztu, atal bakoitzaren aurretik beste irudi bat jartzen dut. Leku, pertsona edo objektuekin zerikusia duten lau zati dira; memoriarako berreskuratutako lau espazio, bizipen edo elementu.


Lauretan ikusi nuena hau izan zen: egindako ankerkerien ukazioa bera erruduntasun aitorpena zen. Egindako krimenari buruzko egia baldarki desitxuratzea, edo hura ezkutatzeko harresi bat eraikitzea, erruduntasuna aitortzeko moduak dira. Córdobako (Argentina) Atxiloketa, Tortura eta Exterminio D2 Zentroan eraikitako horma gogoratu nuen. Córdoban, D2-tik igaro eta bizirik atera ziren errepresaliatuei lekua identifikatzea saihestu nahi izan zieten; Santiagon erabaki administratiboak hartu zituzten leku batek ofizialki existitzeari utz ziezaion, fisikoki ez bazen ere.


La Moneda


La Moneda, Txileko Gobernuaren egoitza, 1973ko irailaren 11n bonbardatu zuten. Han, eta data hartan, Allende hil zen demokrazia defendatuz. Lau hamarkada baino gehiagoan La Moneda bonbaketaren irudiak Santiago de Chileko irudia izan dira niretzat; izena entzuten edo irakurtzen nuenean, edo nik neuk aipatzen nuenean, burura etortzen zitzaizkidan. Santiago noizbait bisitatuko nuela pentsatzen nuenean, Allendek bere azken hitzaldian iragarri zuen hiria imajinatzen nuen: “Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor”

2018ko azaroaren 25ean, igandea, Libertador Bernardo O’Higgins etorbidetik (Alameda izenaz ere ezagutzen dena), Plaza de la Ciudadanía-raino iritsi nintzen eta eraikin ikonikoa ikusi ahal izan nuen. Duela 46 urte (orain 47) jasan zuen bonbaketaren seinalerik ez zegoen.

Palacio de La Moneda liburuan (1983an argitaratua, Hernan Rodriguez Villegasek idatzia eta Pinochetek berak aurkeztua) XX. mendean zehar jauregian egindako birmoldaketak aipatzen dira, baita lanak gauzatu ziren unean errepublikako presidenteen izenak ere. 1973an jasandako bonbardaketaren ondoren egin beharreko zaharberritzeari buruz hitz egitean, honako hau esaten da:

“Luego del incendio sufrido por el edificio en 1973, la caída de estucos de los muros permitió apreciar las graves alteraciones estructurales producidas a través del tiempo, las que aumentaron peligrosamente al quemarse las vigas de roble que sustentaban los pisos y techumbres.

La importancia fundamental del Palacio de la Moneda en nuestra historia política y cultural, así como su condición de monumento capital de nuestro patrimonio, hizo que el Gobierno ordenara a la brevedad su total restauración, la que vino a concluirse en marzo de 1981”
.

Ez da Allende aipatzen eta ez da esaten zerk eragin zuen sutea. Diktadurak, ekintza kriminalak gertatu ziren lekuak fisikoki ezkutatzeaz gain, historiari ere egia lapurtu nahi izan zion.

Interneten bilatu nuen informazioaren arabera jauregia zaharberritu zutenean, Allende hil zen aretoa hormigoizko horma batekin itxi zuten. Beranduago (2008) Michelle Bachelet presidenteak areto hura zaharberritzeko lanak agindu zituen.

Alamedatik Londres 38ra atzera eginez, ea hura Salvador Allendek iragarri zuen alameda handietako bat ote zen pentsatzen nuen. Desberdintasun sozial handienak pairatzen duen Latinoamerikako herrialdean zaila egiten zitzaidan Allenderen hitzak alameda harekin lotzea; izan ere, nor izan daiteke libre izugarrizko desberdinkeria dagoen eta oinarrizko eskubideak bermatuta ez dauden gizarte batean?


Londres 38, memorien gunea



Londres 38 diktadura garaian atxikitze, tortura, sarraski eta desagertze zentro bat izan zen. Alameda-ren, San Frantzisko elizaren parean, eta Aita Alonso de Ovalle kalearen artean, Londres kalea igarotzen da. Elizatik oso gertu Londres 38 dago.

Higiezin hori Alderdi Sozialistak erosi zuen 1970ean. Estatu kolpearen ondoren diktadura jabetu zen higiezinaz; urtebetez DINAk erabili zuen torturatzeko eta desagerrarazteko. 1.100 pertsona baino gehiago igaro ziren zentrotik, eta horietatik 94 (gehienak gazteak) desagerrarazi edo exekutatu egin zituzten.

1978an Londres 38 doan transferitu zioten armadari lotutako erakunde bati. Eraikinean obrak egin ziren ebidentziak ezkutatzeko eta errepresaliatuen testigantzak saihesteko. Gainera, higiezinen zenbaketa aldatu egin zen, Londres kalean 38. zenbakia egon ez zedin; bideo honen 2:15 minutuan, esleitu zitzaion zenbakia ikus daiteke, administratiboki desagerrarazteko: 40. zenbakia. Nabariagoa izan daiteke krimenaren aitortza biktimarioen aldetik?

2005eko urriaren 12an, Txileko Monumentu Historiko izendatu zuten, Londres 38 kolektiboak eskatuta. Lekua da suntsitu ez den DINAren errepresio eta sarraski klandestinoaren gune bakarra; egun, "Oroimen gune berreskuratua da, eta komunitateari eta gizarte erakundeei irekia".



Santiagoko Memoriaren Museoa



Santiagoko Memoriaren Museoak egun osoko bisita baterako ematen du. Bertan, diktaduraren eta errepresioaren historia osoari buruzko informazioa jasotzen da. Esperientzia lazgarriak daude, bizirik atera ziren torturatuei bideoan grabatutako adierazpenak, gutunak, dokumentuak, prentsa, marrazkiak …

Hemen bereziki txundituta utzi ninduen zerbait baino ez dut aipatuko: neskato batek Lucia Hiriarti, Pinocheten emazteari, bidali zion gutuna eta honen erantzuna.

Ninoska Henríquez Arayak, bederatzi urteko neskatoak, gutun bat idatzi zion Lucia Hiriarti; bertan, laguntza eskatzen zion, bere amona Olgarekin eta bere aitona Bernardorekin berriz elkartu ahal izateko. Bost hilabete lehenago DINAk Ninoska bera, 15 urteko Vladimir anaia eta 9 urteko lehengusu batekin bahitu zituen aitona-amonarekin batera.


Lucia Hiriarten erantzuna ezin izan zen laburragoa, inpertsonalagoa eta itxuraz aseptikoagoa; hala ere, bertan mespretxurik erabatekoena nabaria da. Erantzun mekaniko eta protokolarioan Pinocheten emazteak egin behar izan zuen gauza bakarra bere izena idaztea izan zen. Erantzun-oharra ikusi nuenean, Lucia Hiriart imajinatu nuen bere buruari garrantzi handiko itxura ematen, eta bere izena sinadurarako aurkezten zioten paperean mespretxuz idazten. Iruditu zitzaidan eskuz idatzitako lerro hark bere harrokeria islatzen zuela: bere izena idazten zuen erantzun-oharraren gainean, ez sinaduraren lekuan, bere aginduak beteta zeudela ziurtasun osoz, sinatzen zuena irakurtzeko beharrik ere ez balu bezala. Bere abizena inizial batera murriztua geratzen zen, baina gehigarri batekin indartua: "de Pinochet", erregimen odoltsu hartako tresnarik ikusgarriena zena.

Erantzun aseptiko hark, esanahi neutroko hitzekin, politika errepresiboa arazo edo gai administratibo hutsa bihurtzen zuen; egindako krimena ezkutatzeko beste modu bat.

Ninoskaren aitona-amonak ez dira inoiz agertu. Bere gutunaren emaitza ezin garratzagoa izan zen neskatoarentzat eta haren familiarentzat.



Hormigoizko blokea



Memoriaren Museoan ikusgai dagoen beste objektu batean egindako krimenaren aitorpena ikusi nuen: hormigoizko panel bat, honetan ere ezkutatze jarduera bat.

1971ko uztailaren 8an lurrikara bat gertatu zen Txilen. Sobiet Batasunak hormigoizko panel fabrika bat eman zuen etxebizitza sozialak eraikitzeko. 1972ko azaroan Salvador Allendek eta Sobietar Batasuneko enbaxadoreak hormigoizko bloke bat sinatu zuten, "Gracias compañeros soviéticos y chilenos" zioen testu batekin. Blokea ikusgai geratu zen fabrikaren sarreran, Allenderen proiektu sozialistaren ikur bihurtuz, non etxebizitza eskubidea oinarrizko eskubide gisa ulertzen zen.

Kolpearen ondoren, fabrikako administrazioa esku militarretara pasatu zen. Oroitzapenezko panela igeltsuz eta pinturaz estali zuten, eta haren mezua ezkutuan geratu zen. Langileetako batzuk atxilotu eta torturatu egin zituzten, eta horietako bost desagerrarazi. 1979an itxi zuten lantegia.

Panel hori ere bada ezabatu nahi izan zuten memoria kolektiboa.



Ez diktadura hark, ez bertan parte hartu eta errepublikako erakundeetan jarraitu zutenek, ez zuten lortu beren basakeria ezkutatzea. Herria berriro manifestatzen da bidegabekeriaren aurka, eta gobernuak kalera ateratzen ditu armada eta karabineroak; eta hauek, berriz ere, indarkeria eroaz zapaltzen dituzte herritarrak … Baina borroka oraingoz aurrera doa.

Berriro irekitzen ari dira alameda handiak bertatik ibiltzen diren gizaki askeek gizarte hobe bat eraikitzeko?

2019/12/16

Chile, la dictadura no queda tan lejos


Latinoamérica; pinceladas, imágenes y enlaces de un viaje (24)


Santiago de Chile.
La dictadura no queda tan lejos
23/11/2018


NOTA:Cuando subo estas notas de viaje a este blog (mediados de diciembre de 2019) ya han pasado más de dos meses desde el inicio de las protestas y la movilización social en Chile, donde los niveles de desigualdad son de los más altos de la región. La dictadura cívico-militar, de la que Pinochet fue un títere sanguinario, instaló el modelo neoliberal y privatizó los servicios sociales más básicos; la Constitución de 1980, vigente en la actualidad, protege ese modelo, aplicado con absoluta ortodoxia en Chile. La represión de las movilizaciones ha sido (está siendo) brutal. Desde que comenzaron recibo mensajes de Nicolás Miranda, un joven artista chileno que conocí en la casa vasca Denok Bat de Santiago; en ellos se puede sentir el pulso de la lucha en la calle. Las razones del estallido se exponen con meridiana claridad en este artículo del escritor y editor chileno Galo Ghiglioto. Aquella dictadura sigue presente en Chile.

Abandoné Mendoza y crucé los Andes hacia Santiago de Chile. El itinerario fue el mismo que unos días antes había hecho en un tour turístico desde Mendoza hasta Las Cuevas, última localidad argentina antes de la muga. El autobús cruzó el túnel de Cristo Redentor para llegar al puesto fronterizo de Chile. El descenso hacia Santiago es mucho más vertiginoso que el ascenso desde Mendoza. Santiago (a unos 150 km) y el mar no estaban lejos; Santiago casi 2.400 m más abajo, el Pacífico unos 3.100.


Llegué al hotel que había reservado con tiempo suficiente como para instalarme, tener tiempo para empezar a recorrer Santiago y acercarme hasta la casa vasca Denok Bat, que quería visitar. Pero antes de salir, la dueña me quiso dar información y orientaciones para moverme por la capital; me tuvo hora y media secuestrado.

Su ideología marcadamente conservadora, clasista y racista quedó enseguida al descubierto. El talante cordial (y en buena medida paternalista) con que me hablaba, los comentarios amables con los que justificaba sus críticas racistas, y el disimulo con el que exculpaba a Pinochet, no lograban suavizar su clasismo, fascismo y aporofobia.

Me habló con desprecio de los haitianos, que después del terremoto que en 2010 asoló su país llegaron a Chile porque, según sus palabras, “la presidenta Bachelet dijo que aquí iban a tener de todo”; y añadió que “viven como animales”.

También habló largo y tendido contra de los mapuches, pueblo del sur de Chile. Allí la persecución policial y del ejército es continua, pero mi interlocutora solo veía violencia en la parte agredida, no en la policía y el ejército, que defienden los intereses de multinacionales y latifundistas.

Y deslizó un par de frases laudatorias para Pinochet, del que decía que “hizo cosas buenas”. Resumió toda su conversación con esta frase:

–En Chile no hay nada malo. Lo malo que puedas encontrar es forastero.

Entendí que en lo foráneo incluía personas, costumbres e ideologías.

Menos mal que al hacer la reserva estuve buscando un sitio barato. ¡Qué habría oído en un hotel de lujo!

A media tarde salí para empezar a recorrer Santiago, la capital de ese Chile que, según mi hospedera, quitando lo foráneo todo lo tiene bueno.

Di un largo paseo para llegar a la casa vasca Denok Bat. Faltaban algunas horas para que se hiciese de noche. El vigilante me dijo que podía pasar a ver el restaurante, el trinquete, el frontón del complejo, el txoko… Me asomé al restaurante, que a aquella hora estaba vacío. Atravesé el trinquete y llegué hasta el frontón, junto al que Denok Bat tiene otra estancia habilitada como txoko. A las puertas de este hablé con un par de personas que estaban esperando para una reunión. Aquellas personas eran desconocidas para mí y yo era un extraño para ellas, así que después de una educada y corta conversación volví sobre mis pasos para salir del complejo.

Al atravesar el trinquete me cruce con una joven que llevaba una chapa de ahobizi en su camiseta. Nos saludamos en euskera; ella resultó ser una euskaldun de Zestoa que enseñaba euskera en la Universidad de Chile y en la Universidad Católica de Santiago. Iba a una reunión para preparar el día del euskera. Volví al txoko con ella. En este enlace se puede leer lo que entonces ya conté de aquella velada.

Aquel grupo con el que compartí una velada en la que no faltaron los pinchos y el vino, me llevó a un Chile muy diferente al descrito por mi hostelera, un Chile mucho más cercano al que vive la mayoría de la población del país; seguramente mucho más cercano también a la descripción de la realidad que la dirección de Denok Bat haría. Allí conocí a Nicolás Miranda, la persona que ahora me va acercando noticias y testimonios de la lucha y movilizaciones, que el hartazgo por la injusticia que no cesa hizo estallar hace dos meses.

No salí del complejo de Denak Bat hasta pasada la media noche. A la puerta seguía el mismo vigilante que me permitió entrar.

–¿Todavía aquí? –me dijo sorprendido cuando marchaba.

2019/12/15

Chile, diktadura ez da hain urrun geratzen


Latinoamerika; bidaia baten hainbat zertzelada, irudi eta esteka (24)


Santiago de Chile
Diktadura ez da hain urrun geratzen
(2018 / 11 / 23)


OHARRA:Blog honetara bidaia-ohar hauek igotzen ditudanean (2019ko abenduaren erdialdea), Txilen protestak eta mobilizazio soziala hasi zirenetik bi hilabete baino gehiago igaro dira; haien jatorria eskualdeko desberdintasun-mailarik altuenetako batean bilatu behar da. Diktadura zibiko-militarrak, non Pinochet odol-txotxongiloa izan baitzen, eredu neoliberala ezarri eta oinarrizko gizarte-zerbitzuak pribatizatu zituen; 1980ko Konstituzioak, gaur egun indarrean dagoena, eredu hori babesten du, eta Txilen ortodoxia zorrotzez aplikatzen da. Mobilizazioen errepresioa izugarria izan da (eta da). Mobilizazioak hasi zirenetik Nicolas Mirandaren mezuak jasotzen ditut, Santiagoko Denok Bat euskal etxean ezagutu nuen artista txiletar gazte batenak; haietan nabaria da kaleko borrokaren pultsua. Galo Ghigliotok, idazle eta editore txiletarrak, argitasun osoz azaltzen ditu artikulu honetan leherketaren arrazoiak. Diktadura hark presente jarraitzen du Txilen.

Mendoza utzi eta Andeak zeharkatu nituen Txileko Santiagorantz. Egun batzuk lehenago Mendozatik Las Cuevas-era ibilbide bera egin nuen. Las Cuevas muga aurreko Argentinako azken herria da. Autobusak Cristo Redentor tunela zeharkatu zuen Txileko muga-postura iristeko. Santiagorako jaitsiera Mendozatik igoera baino askoz ere zorabiagarriagoa da. Santiago (150 bat km-ra) eta itsasoa eskura zeuden; Santiago ia 2.400 metro beherago, Ozeano Barea 3.100 inguru.

Erreserbatutako hotelera heldu nintzen eta behar adina denbora izan nuen gauzak uzteko, Santiagoko kaleetatik ibiltzen hasteko eta bisitatu nahi nuen Denok Bat euskal etxeraino joateko. Baina irten aurretik, emakume jabeak informazioa eta orientabideak eman nahi izan zizkidan hiriburuan barrena mugitzeko; ordu eta erdi bahituta eduki ninduen.

Haren ideologia kontserbadore, klasista eta arrazista berehala geratu zen agerian. Hitz egiteko jarrera atseginak (eta neurri handi batean paternalista), bere kritika arrazistak justifikatzeko erabiltzen zituen komentario adeitsuek, eta Pinochet errugabetzeko erabiltzen zuen disimuluak, ez zuten lortu haren klasismoa, faxismoa eta aporofobia leuntzea.

Mespretxuz hitz egin zidan haitiarrei buruz, 2010ean euren herrialdea suntsitu zuen lurrikararen ondoren Txilera iritsi zirelako, bere hitzetan, "Bachelet presidenteak esan zuelako hemen denetarik izango zutela"; eta gaineratu zuen: "animaliak bezala bizi dira".

Luze eta zabal ere hitz egin zuen maputxeen aurka, Txileko hegoaldeko herria. Han poliziaren eta armadaren jazarpena etengabea da, baina nire solaskideak kolpatuen indarkeria ikusten zuen, ez poliziarena eta armadarena; hauen indarkeriak multinazionalen eta latifundisten interesak defendatzen dituzte.

Esaldi laudagarri pare bat ere irristatu zituen Pinochetentzat: "gauza onak egin zituen".


Elkarrizketa osoa esaldi honekin laburbildu zuen:

–Txilen ez dago ezer txarrik. Aurki ditzakezun gauza txarrak arrotzak dira.

Ulertu nuen “arrotz” hitzean pertsonak, ohiturak eta ideologiak sartzen zituela.

Eskerrak erreserba egitean leku merke baten bila ibili nintzela. Zer entzungo nukeen luxuzko hotel batean!

Arratsaldean Santiagon barrena abiatu nintzen, Txileko hiriburuan barrena, non nire ostaleraren arabera, arrotza kenduz, dena da ona.

Denok Bat euskal etxera iristeko paseo luzea eman nuen. Gaua heltzeko ordu batzuk falta zirenean heldu nintzen. Zaindariak esan zidan jatetxea, trinketea, frontoia, txokoa … ikustera pasa nintekeela. Jatetxean kuxkuxean ibili nintzen, baina ordu hartan hutsik zegoen. Trinketea zeharkatu eta frontoiraino iritsi nintzen; ondoan Denok Bat-ek beste areto bat dauka, txoko gisa prestatua. Txokoaren atarian bilera baten zain zeuden pare bat lagunekin hitz egin nuen. Pertsona haiek ezezagunak ziren niretzat, eta ni haientzat arrotza; beraz, elkarrizketa labur baten ondoren, konplexutik irtetera abiatu nintzen.

Trinketea zeharkatzean neska gazte batekin egin nuen topo, bere kamisetan "ahobizi" ikurra zeramala. Euskaraz agurtu genuen elkar. Zestoar bat zen, Txileko Unibertsitatean eta Santiagoko Unibertsitate Katolikoan euskara irakaslea. Euskararen eguna prestatzeko bilera batera zihoan, eta berarekin itzuli nintzen txokora. Esteka honetan irakur daiteke iaz gaualdi hartaz kontatu nuena.

Pintxoak eta ardoa ez ziren falta talde harekin bizi nuen gau-jaian. Talde hark, nire ostalariak deskribatutakoaren oso bestelako Txile batera eraman ninduen, hau da, herrialdeko biztanle gehienek bizi duten Txilera; ziur aski Denok Bat-en zuzendaritzak deskribatuko lukeena baino askoz ere errealagoa. Han ezagutu nuen Nicolas Miranda, etengabeko injustiziak eragiten duen nazkak leherrarazi zituen borroka eta mobilizazioen berri ematen didana.

Gauerdia igaro arte ez nintzen Denak Bateko gunetik atera. Sarreran sartzen utzi zidan zaindari berbera zegoen.

–Oraindik hemen? –esan zidan harrituta alde egin nuenean.

2019/12/10

Palencia, una ciudad tendida en la meseta


06, 07 y 08 / 12 / 2019
Palencia, un ciudad tendida en la meseta
 


Nunca había estado en Palencia capital hasta hace dos meses. El 12 de octubre llegué a ella; estaba recorriendo el Canal de Castilla en bici, y me acerqué hasta la dársena de la capital palentina, al final del enlace de poco más de un km que la une con el ramal sur de aquel. Fue una visita relámpago, que se tradujo en un recorrido en bici por las calles principales de Palencia, un pequeño descanso en una terraza de la Plaza Mayor, y la sorpresa de la catedral al pasar por la Plaza de la Inmaculada. No me detuve para una visita más prolongada, porque quería llegar a Valladolid e iniciar el viaje de vuelta a casa. Pero me alejé de la ciudad con la decisión ya tomada de volver a ella. Menos de dos meses más tarde he vuelto con Josune.


Cuando a media tarde del 6 de diciembre llegamos a Palencia, nos encontramos una ciudad que parecía desierta, como la que encontró Julio Llamazares una víspera de reyes lluviosa al llegar a la ciudad para visitar la catedral; la crónica de aquel viaje la habría de releer más tarde como adelanto para la visita que haríamos a la catedral el sábado. Pero, hasta entonces, aparcamos en el parking municipal para autocaravanas y salimos a recorrer el pequeño tramo que une la ciudad con el ramal sur del Canal de Castilla, y luego las calles de la población.

En diciembre la tarde no se alarga; para cuando regresamos a la dársena el sol solo se adivinaba en las nubes rojizas que cubrían el cielo, que mudaron al morado y al gris oscuro antes de llegar nosotros a las calles ya iluminadas con luces navideñas. El frío se hacía notar, pero las calles más céntricas se habían llenado de gente, y la Plaza Mayor lucía como si fuese de día. Palencia ya no parecía una ciudad vacía.

Mientras la gente había salido de sus casas para ocupar las calles, las cigüeñas se recogían para pasar la noche. Decenas y decenas de ellas cruzaban sobre nosotros para ocupar en cumbreras y pináculos de la catedral un lugar para posarse; apenas se veía más que un nido. Contemplamos el espectáculo desde la Plaza de la Inmaculada. En una esquina de la plaza, al este de la catedral, nos sentamos en la terraza del bar Doña Berenguela (también llamado, ahora, La Andaluza), el mismo en el que Julio Llamazares combatió el frío después de su visita a la rosa de piedra de Palencia[1]. Hacía frío; seguramente este era mayor sobre los tejados y agujas de la catedral, aunque las cigüeñas, inmóviles sobre una pata, no necesiten irse a tierras más cálidas para pasar el invierno. ¿Quién nos va a avisar ahora de que ya hemos llegado a San Blas?

El sábado visitamos la catedral, a la que entramos por el claustro, y no por la puerta de Santa María o del Obispo, la entrada principal, que está a la izquierda de la torre cuando miramos desde la plaza de la Inmaculada; ni por la de los Novios, la más oriental y a la derecha de la torre. Rodeamos la pared oriental del claustro para entrar. La catedral está en obras; no solo no pudimos acceder por la puerta del Obispo, tampoco pudimos admirar el crucero principal, ni el coro, ni el trascoro, ni la capilla mayor… Pero a la espera de poder hacerlo algún día, el resto fue suficiente para hacerse a la idea de la riqueza histórica, arquitectónica y artística que guarda esta rosa de piedra.

Me quedé con las ganas de sorprenderme por el doble crucero, sobre el que la lectura de Llamazares de la noche anterior me había creado expectativas; no pude dejar de sonreír con el increíble milagro de San Cosme y San Damián reproducido en una escena de un retablo de la capilla de San Gregorio; y cuando descendimos a la cripta —al igual que el crucero, doble; o al menos con dos espacios diferenciados, uno del siglo VII y otro del XI— tuve la sensación de haber viajado mucho más allá que a la muga entre dos milenios.

Salimos de la catedral, volvimos a recorrer las calles y pasar por lugares que se nos iban haciendo habituales, buscamos el calor y el descanso en algún que otro bar… Y de noche, cuando las cigüeñas ya descansaban sobre tejados y pináculos catedralicios, volvimos a cruzar la plaza de la Inmaculada camino de nuestra camper.

Los orígenes de Palencia son inciertos. Nunca había reparado en ella hasta ahora, pero tras este rápido encuentro, me parece que su existencia y su historia son dilatadas. Del futuro nada sabemos, pero los versos de un poeta local dibujan pesimismo: “… y antes que palentina es castellana / porque así es más difícil que se muera.” Son de José María Fernández Nieto, un boticario y poeta palentino al que he llegado por el relato del viaje de Julio Llamazares a la catedral de Palencia. Llamazares menciona dos versos del mismo soneto que he citado, y dice de ellos que son la mejor definición de Castilla: “… donde la vida pasa sin sentirla / y la muerte se siente sin pasarla.”[2] Aunque por el verso que les precede, “Una ciudad tendida en la meseta”, creo que el poeta solo se refería a Palencia.

Ya nos fuimos de Palencia, pero hay, al menos, dos cosas por las que volveré: quiero ver dos cruceros en la misma catedral, y quiero ver de cerca lo que inspiró a José María Fernández Nieto, que decía que para comprender Palencia hay que vivirla.



[1] Las rosas de piedra, como llama Llamazares a las catedrales, es un libro de "viaje en el tiempo y en la geografía", según su autor. En setiembre de 2018, diez años después de su publicación, tuvo su continuidad en Las rosas del sur
[2] Este es el soneto completo de José María Fernández Nieto, titulado Esta es una ciudad:
Esta es una ciudad como cualquiera / de las que ven la luz cada mañana / oyendo cómo toca la campana / gozosa y sin embargo prisionera.
Cuenta en río su tiempo, en primavera / su gozo y en otoño su desgana / y antes que palentina es castellana / porque así es más difícil que se muera.
Una ciudad tendida en la meseta, / donde la vida pasa sin sentirla / y la muerte se siente sin pasarla.
Una ciudad con alma de poeta. / ¡Que para comprenderla hay que vivirla / y hay que morirse un poco para amarla!

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