2022/10/16

BOLONIA. MASACRE DE USTICA. SEGUNDO VIAJE PARA ESCARBAR EN LA MEMORIA




Euskarazko bertsioa irakurtzeko ikusi esteka hau, aiaraldea.eus webgunean 2022ko urriaren16an argitaratua. Edo beste hau.

Cuando el recuerdo es doloroso, inalterable y repetitivo siempre es presente; el futuro se hace imposible y el pasado nunca llega.


Un futuro imposible

No hay pasado. Solo hay presente y futuro.

Escribo desde el futuro. Un futuro imposible para quienes el 4 de agosto de 1974, el 2 de agosto de 1980 o el 23 de diciembre de 1984 murieron en crueles e indiscriminados atentados del terrorismo fascista en Bolonia. También dejó de haber futuro para quienes el 27 de junio de 1980 salieron de esa ciudad en un vuelo comercial con destino a Palermo a bordo de un DC-9 que, cuando ya había iniciado su descenso, un misil militar derribó cerca de la isla de Ustica.

Cuatro violentas masacres y 194 muertes, 194 personas de todas las edades a las que se se les acabó el presente y se les arrebató toda posibilidad de futuro. Y 515 personas heridas, que además de con los daños físicos cargan con ellas el amargo y siempre presente recuerdo del momento de la masacre. También hay que sumar las incontables personas cercanas a las muertas y heridas, que tienen para siempre fijado en su memoria el recuerdo de aquellos momentos. No hay pasado. El horror está presente. Siempre es presente. El futuro es imposible o es un momento que no acaba de llegar.

El objetivo de aquellas cuatro masacres (y de otras muchas más perpetradas por el terrorismo fascista contra la población civil y anónima durante los años de plomo y la estrategia de la tensión en Italia) no era otro que atemorizar a la ciudadanía. A partir del momento en el que se produjo cada una de las tragedias comenzó un futuro inacabable para todas las víctimas supervivientes, sus familiares y la ciudadanía. Querían y necesitaban conocer la verdad; necesitaban saber por qué habían muerto sus familiares, sus amistades o sus conciudadanos; deseaban un siempre esquivo y lejano futuro en el que se hiciese justicia. Pero la verdad sobre los hechos está comprometida y a la justicia ya no se le espera.


Memoriales en Bolonia

Muchos de aquellos atentados fascistas estaban en algún rincón cada vez más inaccesible de mi memoria. Pero hay uno que nunca se ocultó del todo, que cada vez que leía u oía el nombre de Bolonia se adelantaba hasta hacerse nítido en mi consciencia: el de la masacre del 2 de agosto de 1980 en la estación, en el que murieron 85 personas y 200 resultaron heridas. En 2017 pasé por la Estación Central de Bolonia sin detenerme. En una carambola de viajes que sugieren o provocan otros viajes, he vuelto en dos ocasiones a esa ciudad. La primera en febrero de 2022; los memoriales de la masacre de la estación y los del tren expreso Italicus y del expreso 904 centraron mi atención en aquel viaje. Me aconsejaron visitar también el Museo de la Memoria de Ustica, pero marché de Bolonia un viernes de madrugada y el museo solo abría los fines de semana. En setiembre volví para visitarlo. Esta vez acompañado.


Iniciamos el recorrido por Bolonia en la Piazza del Nettuno. Es imposible no ver el memorial en recuerdo de los caídos entre 1943 y 1945 en la lucha contra el fascismo y en defensa de la libertad y la justicia. Más de 3.000 fotos y nombres ocupan buena parte de la fachada del Edificio Borsa. A los lados, o en la fachada del Palazzo Re Enzo situado enfrente, varias placas rememoran la victoria sobre el ejercito nazi y el entusiasmo de la población por la victoria, o recuerdan a quienes lucharon contra el fascismo y a “a niños, mujeres y hombres de toda raza y nación que la ferocidad nazi asesinó salvajemente”.


A la izquierda de este memorial con miles de fotos se pueden leer en un panel de metacrilato los nombres de todas las víctimas de tres indiscriminados atentados fascistas contra la población civil (1974, 1980 y 1984). Esa lámina, ese folio transparente, indica que el fascismo, si había sido derrotado, no había desaparecido: “A falta de una verdadera purga, la vieja burocracia fascista logró mantenerse(1).

Uno de los tres sobrenombres que se utilizan para definir Bolonia es la rossa (la roja). La razón del apelativo no solo hace referencia al color que predomina en la ciudad, también obedece a que la ideología de izquierdas arraigó especialmente aquí. No puede extrañar que la mayoría de los atentados del terrorismo negro se produjesen en la ciudad o en su provincia. Durante décadas aparatos de estado y servicios secretos italianos, estadounidenses y de otros países alimentaron la estrategia de la tensión para impedir que el Partido Comunista Italiano gobernase el país o formase parte del gobierno. Bolonia era un buen sitio para atemorizar a la población.

No solo en Bolonia, también en otras ciudades, sobre todo en el norte de Italia, se produjeron numerosos atentados fascistas contra la población civil. Entre 1969 y 1987 murieron 491 civiles y 1.181 personas resultaron heridas o mutiladas, según estadísticas oficiales. El Informe de la Investigación Senatorial de 1995 sobre el Gladio y los atentados decía: “Estas masacres, atentados y operaciones militares fueron organizadas, instigadas o apoyadas por individuos dentro del propio seno de las instituciones italianas y, como se ha descubierto recientemente, por individuos vinculados a las estructuras de la inteligencia estadounidense(2).

La red Gladio (estructura secreta de la OTAN), aparatos de estado y servicios secretos de varios estados atizaron la estrategia de la tensión. Su papel también fue decisivo en el desvío de las sospechas, la ocultación de pruebas y la protección de autores de los atentados fascistas. Entre las acciones de Gladio en Italia se incluyen atentados terroristas que luego se atribuyeron a grupos de izquierda. “El principal objetivo de Gladio en época de paz: generar una situación de tensión e inestabilidad política de la que se haría responsable a los grupos y partidos de izquierda de los diferentes países(3).

La estrategia de la tensión puede resumirse como la colaboración de los servicios secretos y los grupos de ultraderecha para provocar actos terroristas que posteriormente eran atribuidos a fuerzas de izquierda(4).

Una vez perpetrados los atentados desviar la atención, dificultar o impedir que se conociese la verdad e imposibilitar que se juzgase a las personas o grupos responsables para que se hiciese justicia fue un empeño compartido por muchas personas e instituciones.


La masacre de Ustica(5)

En la masacre de Ustica no hubo sobrevivientes. El 27 de junio de 1980 un vuelo de Itavia partió a las 20:08 de Bolonia con destino a Palermo. El avión tomó vuelo con dos horas de retraso y nunca llegó a aterrizar. Poco antes de las 21:00, cuando apenas faltaba un cuarto de hora para llegar al destino, el avión desapareció de los radares. Un misil militar alcanzó el DC-9 en el que viajaban 81 personas, 11 de ellas de entre 2 y 12 años y 2 bebés. El avión cayó al mar cerca de la isla de Ustica. Sus restos se hundieron hasta los 3.700 m bajo el mar. A la mañana siguiente aparecieron en la superficie algunos restos del avión y cuerpos de algunas de las víctimas. En días posteriores a la masacre se rescató casi la mitad de los cuerpos de las víctimas; los demás desaparecieron en el fondo del mar. Los restos del avión siguieron sumergidos en una de las fosas más profundas del Tirreno durante 8 años al menos.

La primera versión oficial achacó la tragedia a fallos estructurales del avión. La primera comisión de investigación, de encargo gubernamental, estableció en 1982 que la causa de la masacre pudo haber sido una bomba terrorista colocada en el interior del avión o un misil. Esta versión dejaba ya de lado la del fallo estructural del avión, elaborada de urgencia y burda hasta el ridículo; pero que ya empezaba a dejar constancia del empeño sostenido desde entonces por autoridades y servicios secretos para poner trabas a las investigaciones, ocultar pruebas y falsear información. El mismo día de la tragedia se alzó el llamado “muro de goma” en el que han rebotado multitud de esfuerzos por conocer la verdad de lo sucedido; un muro construido con “mentiras a discreción, olvidos, fantasías y arrogancia(6).

Después de numerosas comisiones de investigación la versión más creíble, menos contaminada y que más consenso concita es la de que el avión fue derribado por un misil lanzado por cazas franceses en una operación urdida por la OTAN. Coincidiendo con el vuelo comercial de Itavia, un avión privado en el que podría estar viajando el líder libio Muamar El Gadafi, sobrevolaba el espacio aéreo al sur de Italia. La operación se puso supuestamente en marcha para eliminar al líder libio. Como afirmó el juez Rosario Priore en 1999 al terminar una larga investigación judicial, "el accidente ha ocurrido a causa de una acción de intercepción y el avión ha sido abatido dentro de una acción de guerra aérea, guerra de hecho no declarada"(7).

De acuerdo a esta versión hay que pensar que la masacre de Ustica no fue premeditada. Sin embargo sí pudo contribuir a la estrategia de la tensión. “El término tensión se refiere a la tensión emocional, a aquello que crea un sentimiento de miedo. El término estrategia se refiere a aquello que alimenta el miedo de la gente hacia determinado grupo(8). La OTAN, los ejércitos francés e italiano y sus servicios secretos, la CIA, el M-16 británico, … Todos participantes de la red Gladio; todos implicados de alguna manera en las operaciones que provocaron el derribo del avión de Alitalia y/o en el desvío de las pistas con el fin de ocultar la verdad.

Museo de la Memoria de Ústica(9)

Seguir la historia de la Asociación de familiares de las víctimas de la masacre de Ustica, que lleva décadas intentando derribar el muro de goma, es seguir la historia de los esfuerzos por sacar la verdad a la luz sin tener en cuenta el precio que suponga. El Museo de la Memoria de Ustica es fruto de ese empeño.

El pasado 27 de junio de 2022 se cumplía el 42 aniversario de la masacre. Entre junio y setiembre la asociación programó un ciclo de conferencias, eventos y espectáculos artísticos en torno al museo; el título del programa fue: “Sono stati gli alieni?” (¿Fueron los extraterrestres?). Un título que atrae la atención para decir que la verdad aún se niega 42 años después de la masacre.

La verdad tiene un precio que queremos pagar” es un lema para la Asociación. Ese lema es también el título de un libro publicado en 2018 en el que resumen el esfuerzo y los resultados de esa búsqueda: “1988-2018. La verità ha un prezzo che vogliamo pagare(10).

Francisco Cossiga presidía el Consejo de ministros de Italia cuando se produjo la tragedia en 1980. En 1990 era Presidente de la República; al recibir a la Asociación de familiares de las víctimas de Ustica reaccionó así (gritando, al parecer): “Me engañaron, ¿entienden? ¡Engañar!(11)

En la página 19 del libro mencionado se puede leer que todo lo que ocurrió alrededor de la historia de Ustica es una de las historias más repugnantes. Los estadounidenses habían preparado (con la intervención de otros países de la OTAN) el derribo del avión en el que viajaría Gadafi. Los italianos “probablemente advirtieron a los libios del hecho de que un misil estaba listo para Gadafi sobre el Mediterráneo, mientras volaba hacia Viena”. (…) Los libios cambiaron sus planes. (…) Los estadounidenses maldijeron a los italianos que una vez más habían traicionado al ponerse del lado del enemigo libio; mientras que los italianos, congelados por el desenlace que había tenido su delación, decidieron hacer todo lo posible por engañar, falsear, mentir. Y mintieron a todos, empezando por el jefe de gobierno, el manso e irónico Francesco Cossiga, este peligroso coleccionista de soldaditos de plomo, este "maestro" del espionaje, el lúgubre y peligroso gladiador(12). No es casual el mote de gladiador para Cossiga; cuando se descubrió la existencia de la red Gladio, Cossiga dijo sentirse orgulloso de haber contribuido a la creación del ejercito secreto, y que todos los miembros de Gladio eran buenos patriotas(13).

Los restos de la nave y las dos cajas negras no se recuperaron hasta 1988 y 1991. En junio de 2006 se trasladaron hasta Bolonia desde una base militar cercana a Roma. Un año más tarde, el 27 de junio de 2007, se inauguró el Museo per la memoria di Ustica, donde se conservan y exponen los restos rescatados del mar.

Museo para un presente eterno y un futuro imposible

Sobre una malla metálica se ensamblaron todas la partes recuperadas del fuselaje, las alas y la cola del DC-9. En el museo la aeronave arruinada deja ver sus entrañas a través de sus heridas. Al traspasar la puerta entre la recepción y el gran espacio del museo la primera impresión puede ser de sorpresa o asombro, pero no hay tiempo para verbalizar la admiración en alta voz. En cuanto pisas la pasarela por la que se camina para rodear los restos del avión, sientes que te susurran al oído personas desconocidas; los tonos de las voces definen la edad y otras singularidades de quienes susurran; sus mensajes se cruzan, se solapan y se atropellan unos a otros. 81 pensamientos o preocupaciones ordinarias coinciden en el tiempo como pudieron coincidir sobre el Tirreno antes de convertirse en 81 gritos de terror.

La luz de 81 lámparas colgadas de las estructuras del techo, y suspendidas sobre la aeronave, se alumbra y languidece al ritmo de una respiración. En su cenit la luz es cálida, cuando al expirar se acerca a la penumbra se fatiga hasta el frío.

Sobre las paredes de los cuatro lados de la galería que rodea al avión cuelgan 81 espejos negros que reflejan sin descanso el fuselaje destrozado y las alas rotas, y la imagen de quienes caminan por el pasillo. Las 81 voces susurrantes surgen de detrás de ellos.

El pasillo por el que se recorre todo el espacio pasa más arriba del nivel de las alas, por debajo del de la cola y a la altura de la cabina de navegación. A los lados del avión, distribuidos en tres grupos, nueve grandes cajones forrados de un material plástico y negro conservan en su interior los objetos personales de las víctimas rescatados del fondo del mar.

81 lámparas de iluminación oscilante, 81 espejos negros, 81 voces susurrantes y nueve grandes cofres negros son los elementos de la instalación permanente del artista francés Christian Boltanski para el Museo de la memoria de Ustica. Todos estos elementos y el propio avión reproducen unos momentos que continuamente llegan y se van, se oyen y se silencian, se encienden y se apagan: un presente eterno reproducido indefinidamente. Un futuro imposible para 81 víctimas cuyas hipotéticas voces podemos escuchar.

Salimos del museo ya de noche, al final de una respiración, cuando las luces sobre el avión tendían a la oscuridad. Entre el Museo de la Memoria de Ustica y la Estación Central pasamos frente a un liceo público. Aunque era domingo (25/09/2022) había gente entrando y saliendo del liceo; habían ido a votar. En la fachada del liceo, cubierta por una pintura mural que hace referencia a la masacre de la Estación Central de Bolonia del 2 de agosto de 1980, leímos: “Io non dimentico” (yo no olvido).

Por la mañana nos fuimos de Bolonia. La noticia se repetía en todos los medios: el fascismo había ganado las elecciones. 100 años antes (29/10/1922) Mussolini fue nombrado primer ministro y el fascismo gobernó durante muchos años. Luego no fue derrotado: la vieja burocracia fascista logró mantenerse. Y ahí siguen, creciendo, en Italia y en otros muchos países. ¿Esto, como las luces del Museo de la memoria de Ustica, se repite al ritmo de una respiración, esta de 100años?

El pasado no acaba de llegar.



(1) Martin Lee, The Beast Reawakens (Little Brown and Company, Boston, 1997), p. 100.
Nota y texto entrecomillado al que va adherida tomados de: https://www.archivochile.com/carril_c/cc2012/cc2012-065.pdf
Los ejércitos secretos de la OTAN, de Daniele Gasner, historiador suizo. Publicado en castellano en formato pdf por: CEME, Centro de Estudios Miguel Enríquez (CEME producción. 1999 -2011).
Version française: éditions Demi-lune (2007). Difundido en internet por Red Voltaire, Basilea, Suiza.
Daniele Gasner publicó el libro en 2005; en castellano se publicó en 2010: Gasner D. Los ejércitos secretos de la OTAN. La operación Gladio y el terrorismo en Europa occidental. Ed. El Viejo Topo. Mataró, 2010

(2) Ibid.

(3) Bravo E. Villa Wanda. Ed. Autsaider División Sesuda. Sineu, Islas Baleares, 2019 (2ª edición).
Con el título de Villa Wanda Eduardo Bravo hace referencia a la villa de Arezzo en la que vivió Licio Gelli, fascista y maestro venerable de la logia P2. “La historia de la segunda mitad del siglo XX pasa, de una manera u otra, por Villa Wanda. En sus jardines se han cerrado negocios. En sus salones se han urdido complots. (…) Desde sus teléfonos se han ordenado venganzas y ajustes de cuentas”.

(4) Ibid.

(5) Mendez, R. (28 de mayo de 2010). La masacre de Ustica. Letraviva. Blog del IES Sierra de Guadarrama. https://iessierradeguadarrama.wordpress.com/2010/05/28/italia-1980-contra-la-sociedad-civil-las-masacres-de-ustica-y-bolonia/
Este artículo de Rafael E. Mendez Devesa, publicado cuando se cumplían 30 años de la masacre, recoge información de lo que se conoce de la masacre y del largo proceso para intentar conocer la verdad.

(6) (1 de julio de 2010). El Muro de Goma: Increíble historia de la Guerra Fría. https://urgente24.com/72859-el-muro-de-goma-increible-historia-de-la-guerra-fria

(7) Ibid.

(8) Gasner, D. y Cattori, S. (6 de diciembre de 2007). El terrorismo no reconocido de la OTAN. https://www.voltairenet.org/article153509.html#nh13
Entrevista de la periodista Silvia Cattori al historiador Daniele Gasner, especialista en relaciones internacionales contemporáneas; ambos son suizos. Publicad en el diario digital de la Red Voltaire (https://www.voltairenet.org), en el que se pueden encontrar muchos más artículos de Gasner y numerosas entrevistas de Cattori.

(9) https://www.museomemoriaustica.it/ en esta página web se puede realizar una visita virtual al museo.

(10) 1988-2018. La verità ha un prezzo che vogliamo pagare. Associazione Parenti delleVittime dellaStrage di Ustica. Bolonia, 2020

(11) Ibid.

(12) Gasner, D. Op. cit.


DOS DE AGOSTO
El aire está quieto.
Ni una hoja se mueve.
Y yo no quiero hablar de agosto.
Así que estoy en silencio.
Parado frente al reloj.
Un tren silba.
Bolonia tiene los ojos húmedos.
Sí, los ojos están húmedos
y el corazón está lleno de tristeza.
Pero nadie se deja engañar.
Bolonia quiere justicia!

Texto en la pintura mural sobre la
fachada de  un instituto público.
La pintura de la fachada está firmada
por Gianluca Cresciani (2021)



BOLONIA. USTIKAKO SARRASKIA. OROIMENEAN ARAKATZEKO BIGARREN BIDAIA

 

Oroimena mingarri, aldaezin eta errepikakorra denean beti da oraina; etorkizuna ezinezko bihurtzen da eta iragana ez da inoiz iristen.


Ezinezko etorkizuna

Ez dago iraganik. Oraina eta etorkizuna besterik ez dago.

Etorkizunetik idazten dut. 1974ko abuztuaren 4ean, 1980ko abuztuaren 2an edo 1984ko abenduaren 23an Bolonian terrorismo faxistaren atentatu krudel eta indiskriminatuetan hil zirenentzat ezinezko etorkizuna. 1980ko ekainaren 27an Palermora zihoan hegaldi komertzial batean hiri horretatik irten zirenentzat ere ez zen etorkizunik izango; izan ere, jaisten hasi zenean, misil militar batek Ustica uhartetik gertu eraitsi zuen.

Lau sarraski bortitz eta 194 heriotza, oraina amaitu zitzaien adin guztietako 194 pertsona eta etorkizunerako aukera guztiak kendu zitzaizkien. Eta 515 zauritu, kalte fisikoez gain, sarraskiaren momentuaren oroigarri mingotsa daramatenak. Hildakoen eta zaurituen hurko kontaezinak ere gehitu behar dira, une haien oroitzapena beren oroimenean betiko finkatuta dutenak. Ez dago iraganik. Izua hor dago. Beti dago presente. Etorkizuna ezinezkoa da edo inoiz iristen ez den une bat da.

Lau sarraski haien helburua (eta berunezko urteetan populazio zibil eta anonimoaren aurkako terrorismo faxistak eta Italiako tentsioaren estrategiak egindako beste askorena) herritarrak beldurtzea zen. Tragedia bakoitza gertatu zen unetik aurrera, etorkizun amaiezina hasi zen bizirik atera ziren biktima guztientzat, haien senideentzat eta herritarrentzat. Egia jakin nahi eta behar zuten; jakin behar zuten zergatik hil ziren beren senitartekoak, lagunak edo herrikideak; justizia egingo zen etorkizuna nahi zuten, etorkizun beti iheskor eta urrunekoa. Baina gertatu zenari buruzko egia kolokan dago, eta justizia ez da espero.



Boloniako memorialak

Atentatu faxista haietako asko nire oroimenean zeuden, gero eta eskuragaitzago txokoren batean. Baina bada bat inoiz erabat ezkutatu ez dena, Bolonia izena irakurtzen edo entzuten nuen bakoitzean aurreratzen zena nire kontzientzian garden agertzeraino: 1980ko abuztuaren 2an geltokian gertatutako sarraskia, 85 pertsona hil eta 200 zauritu eragin zituena. 2017an Boloniako Geltoki Zentraletik igaro nintzen trenetik jaitsi gabe. Beste bidaia batzuk iradokitzen edo eragiten dituzten bidaia-karanbola batean birritan itzuli naiz hiri horretara. Lehena 2022ko otsailean; bidaia hartan, geltokiko sarraskiaren eta Italicus eta 904 tren espresoen memorialetan jarri nuen arreta. Usticako Memoriaren Museoa ere bisitatzea aholkatu zidaten, baina ostiral goizaldean joan nintzen Boloniatik, eta museoa asteburuetan baino ez zuten irekitzen. Irailean itzuli nintzen bisitatzera. Oraingoan lagundua.

Bolognako ibilbideari Piazza del Nettunon eman genion hasiera. Ezinezkoa da 1943 eta 1945 artean faxismoaren aurkako borrokan eta askatasunaren eta justiziaren defentsan eroritakoen oroimenezko memoriala ez ikustea. 3.000 argazki eta izen baino gehiago daude Borsa eraikinaren fatxadaren zati handi batean. Alboetan, edo aurrean dagoen Palazzo Re Enzo eraikinaren aurrealdean, plaka batzuek nazien ejertzitoaren aurkako garaipena eta orduan herritarrek erakutsitako gogoberotasuna gogorarazten dute; edo faxismoaren aurka borrokatu zutenak eta “nazien ankerkeriak basatiki erail zituen arraza eta nazio guztietako haur, emakume eta gizonak”.

Milaka argazki dituen memorial honen ezkerraldean, metakrilatozko panel batean, populazio zibilaren aurkako hiru atentatu faxista indiskriminatuen biktima guztien izenak irakur daitezke (1974, 1980 eta 1984). Lamina horrek, folio garden horrek, adierazten du faxismoa, garaitua izan bazen, ez zela desagertu: “benetako purgarik ezean, burokrazia faxista zaharrak iraun egin zuen(1).

Bolonia definitzeko erabiltzen diren hiru goitizenetako bat rossa (gorria) da. Deituraren arrazoia ez da soilik hirian nagusi den kolorea, ezkerreko ideologia bereziki hemen errotu zelako ere bada. Ez da harritzekoa terrorismo beltzaren atentatu gehienak hirian edo probintzian gertatu izana. Hamarkada askoan, Italiako, Ameriketako Estatu Batuetako eta beste herrialde batzuetako estatu-aparatuek eta zerbitzu sekretuek tentsioaren estrategia elikatu zuten, Italiako Alderdi Komunistak herrialdea gobernatzea edo gobernuaren parte izatea eragozteko. Bologna leku ona zen herritarrak beldurtzeko.

Bolonian ez ezik, beste hiri batzuetan ere, batez ere Italiako iparraldean, herritar zibilen aurkako atentatu faxista ugari izan ziren. 1969 eta 1987 artean 491 zibil hil ziren eta 1.181 pertsona zauritu edo mutilatu, estatistika ofizialen arabera. Gladioari eta atentatuei buruzko Senatuaren Ikerketaren Txostenak, 1995ekoak, honako hau zioen: "Sarraski, atentatu eta operazio militar horiek gizabanakoek antolatu, bultzatu edo babestu zituzten Italiako erakundeen barrutik bertatik, eta, berriki aurkitu den bezala, AEBetako inteligentziaren egiturei lotutako norbanakoek"(2).

Gladio sareak (NATOren egitura sekretua) eta hainbat estatuko aparatuek eta zerbitzu sekretuek tentsioaren estrategia atondu zuten. Bere papera ere erabakigarria izan zen susmoak desbideratzeko, frogak ezkutatzeko eta atentatu faxisten egileak babesteko. Gladiok Italian egindako ekintzen artean, atentatu terroristak daude, gero ezkerreko taldeei egotzi zitzaizkienak. “Gladioren helburu nagusia bake garaian: tentsio eta ezegonkortasun politikoko egoera bat sortzea, eta horren erantzule herrialde batzuetako ezkerreko talde eta alderdiei leporatzea(3).

Tentsioaren estrategia zerbitzu sekretuen eta ultraeskuineko taldeen lankidetza gisa laburbil daiteke, ondoren ezkerreko indarrei egozten zitzaizkien ekintza terroristak eragiteko(4).

Atentatuak egin ondoren arreta desbideratzea, egiaren berri izatea eragotzi edo zailtzea eta justizia egiteko pertsonak edota talde hiltzaileak epaitzea eragoztea pertsona eta erakunde askoren ahaleginak izan ziren.

Ustikako sarraskia(5)

Ustikako sarraskian ez zen inor bizirik atera. 1980ko ekainaren 27an, Itaviako hegaldi bat 20:08an abiatu zen Boloniatik Palermora. Hegazkinak bi orduko atzerapenarekin eman zion hasiera hegaldiari, eta ez zen inoiz lurreratu. 21:00ak baino lehentxeago, helmugara iristeko ordu laurden eskas falta zenean, hegazkina radarretatik desagertu zen. Misil militar batek 81 pertsona zeramatzan DC-9ari eraso zion; horietako 11k 2 eta 12 urte bitartean zituzten eta 2k 24 hilabete baino gutxiago. Hegazkina itsasora erori zen Ustica uhartetik gertu. Hondarrak itsaspean hondoratu ziren 3.700 metroraino. Hurrengo goizean, hegazkinaren hondakin batzuk eta biktima batzuen gorpuak agertu ziren azalean. Sarraskiaren ondorengo egunetan, biktimen gorpuen ia erdiak erreskatatu zituzten; gainerakoak itsas hondoan desagertu ziren. Hegazkinaren hondarrak Tirrenoko hobi sakonenetako batean murgilduta egon ziren 8 urtez gutxienez.

Lehen bertsio ofizialak hegazkinaren egiturazko akatsei egotzi zien tragedia. Lehen ikerketa-batzordeak, gobernuaren enkarguz, 1982an ezarri zuen sarraskiaren arrazoia hegazkinaren barruan jarritako bonba terrorista bat edo misil bat izan zitekeela. Bertsio horrek alde batera uzten zuen hegazkinaren egitura-akatsa, urgentziaz eta barregarri geratzeraino landua; baina handik aurrera agerian geratzen hasi zen agintari eta zerbitzu sekretuek ikerketei oztopoak jartzeko, frogak ezkutatzeko eta informazioa faltsutzeko egin zuten ahalegina. Tragediaren egun berean, gomazko horma deritzona altxatu zen; haren kontra gertatutakoaren egia ezagutzeko egin diren ahalegin asko eta asko errebotatu dira; “gezurrez, ahanzturaz, fantasiaz eta harrokeriaz(6) eraikitako hormaren kontra.

Hainbat ikerketa-batzorderen ondoren, bertsiorik sinesgarriena, gutxien kutsatua eta adostasun handiena duena da Frantziako ehiza-hegazkin batek jaurtitako misil batek eraitsi zuela hegazkina, NATOk egindako operazio batean. Itaviaren hegaldi komertzialarekin bat eginez, Muamar El Gadafi Libiako buruzagia aireko espazioaren gainetik hegan egiten ari zen Italiako hegoaldean. Ustez, Libiako buruzagia desagerrarazteko jarri zuten martxan operazioa. Rosario Priore epaileak 1999an ikerketa judizial luze baten amaieran esan zuen bezala, "istripua intertzeptazio baten ondorioz gertatu da, eta hegazkina aireko gerra-ekintza baten barruan eraitsi dute, deklaratu gabeko gerran"(7).

Bertsio honen arabera, pentsatu behar da Ustikako sarraskia ez zela aurrez pentsatua izan. Hala ere, tentsioaren estrategiarentzat laguntza izan zen. “Tentsio terminoa tentsio emozionalari dagokio, beldur sentimendua sortzen duenari. Estrategia hitzak jendeak talde jakin batekiko duen beldurra elikatzen duen horri egiten dio erreferentzia(8). NATOk, Frantziako eta Italiako armadek eta haien zerbitzu sekretuek, CIAk, Britainia Handiko M-16k,... Guztiek Gladio sarearen partaideak; nola edo hala Itaviaren hegazkina eraistean edota egia ezkutatzeko pistak desbideratzean eragin zuten operazioetan parte hartu zuten.


Ustikako Memoriaren Museoa

Ustikan gertatu sarraskiko biktimen senideek osaturiko elkartearen historiari begiratzea (zeinak hamarkadak baitaramatza gomazko harresia bota nahian) egia argitara ateratzeko ahaleginen historiari heltzea da, horrek dakarren prezioa kontuan hartu gabe. Ustikako Memoriaren Museoa(9) ahalegin horren emaitza da.
2022ko ekainaren 27an sarraskiaren 42. urteurrena bete zen. Ekainetik irailera bitartean elkarteak museoaren inguruko hitzaldi, ekitaldi eta ikuskizun artistikoen ziklo bat programatu zuen. "Sono stati gli alieni?" (estralurtarrak izan ziren?) izan zen programaren izenburua. Titulu horrek arreta erakartzen du adierazteko sarraskia gertatu eta 42 urtera egia ukatu egiten dela oraindik.

Egiak ordaindu nahi dugun prezioa du” Elkartearen leloa da. Lelo hori 2018an argitaratutako liburu baten izenburua ere bada, bilaketa horren ahaleginak eta emaitzak laburbiltzen dituena: 1988-2018. La verità ha un prezzo che vogliamo pagare.

Francisco Cossiga Italiako Ministroen Kontseiluko presidentea zen 1980an, tragedia gertatu zenean. 1990ean Errepublikako Presidentea zen; Ustikako Biktimen Senitartekoen Elkarteari harrera egitean, honela erreakzionatu zuen (oihuka, antza): “Engainatu egin ninduten, ulertzen? Engainatu!(10).

Aipatutako liburuaren 19. orrialdean irakur daiteke Ustikaren historiaren inguruan gertatu zen guztia istorio nazkagarrienetako bat dela. Estatubatuarrek (NATOko beste herrialde batzuen esku-hartzearekin) Gadafiren hegazkina eraisteko ekintza prestatu zuten. Italiarrek, ziur aski, “libiarrei ohartarazi zieten misil bat prest zegoela Gadafirentzat Mediterraneoan, Vienarantz hegaz zihoala. (...) Libiarrek beren planak aldatu zituzten. (...) Estatubatuarrek italiarrei madarikazioa egin zieten, berriz ere traizioa egin baitzuten Libiako etsaiaren alde jartzean; italiarrek, berriz, beren salaketaren amaieragatik izoztuta, ahal zuten guztia egitea erabaki zuten engainatzeko, faltsutzeko, gezurra esateko. Eta gezurra esan zieten guztiei, gobernuburuarengandik hasita, otzana eta ironikoa zen Francesco Cossigari, berunezko soldadutxoen bildumagile arriskutsu honi, espioitzaren "maisu" honi, gladiadore arriskutsu eta goibelari(11). Gladiadore ezizena ez da kasualitatea Cossigarentzat; Gladio sarea aurkitu zenean, Cossigak esan zuen harro zegoela armada sekretua sortzen lagundu zuelako, eta Gladioko kide guztiak abertzale onak zirela(12).

Hegazkinaren hondarrak eta bi kutxa beltzak ez ziren 1988 eta 1991 arte berreskuratu. 2006ko ekainean Bolognara lekualdatu ziren Erromatik gertu zegoen base militar batetik. Urtebete geroago, 2007ko ekainaren 27an, Museo per la memoria di Ustica inauguratu zen, non itsasotik erreskataturiko hondakinak kontserbatu eta erakusten diren.

Museo bat betiko orainaldiarentzat eta ezinezko geroaldiarentzat

Metalezko sare moduko baten gainean muntatu ziren berreskuratu zituzten fuselajearen zati guztiak, hegalak eta DC-9 hegazkinaren atzealdea. Museo barruan hondatutako aireontziak bere erraiak ikusten uzten ditu bere zaurietan zehar. Harrera eta museoaren espazio handiaren arteko atea zeharkatzean, lehen inpresioa harridurazkoa izan daiteke, baina ez dago denborarik miresmena ozen adierazteko. Hegazkinaren hondakinak inguratzeko pasabidea zapaltzen duzunean, pertsona ezezagunek belarrira xuxurlatzen dizutela sentitzen duzu; ahotsen tonuek xuxurlatzen dutenen adina eta beste berezitasun batzuk definitzen dituzte; haien mezuak gurutzatu, gainjarri eta elkarrrekin nahaspilatzen dira. Ahotsetan 81 pentsamendu edo kezka arruntek bat egiten dute denboran, Tirreno gainean guztiak beldurrezko oihu bihurtu aurretik.

Sabaiko egituretatik zintzilikatutako 81 lanparen argia, aireontziaren gainean esekita, arnasketa baten erritmoan argitzen eta iluntzen da. Bere maila gorenean argia beroa da; iraungitzean, ilunpera hurbiltzen denean, hotzeraino nekatzen da.

Hegazkina inguratzen duen galeriaren lau aldeetako hormen kontra 81 ispilu beltz daude zintzilik. Ispilu horiek etengabe islatzen dituzte fuselaje suntsitua eta hegal hautsiak, eta korridorean dabiltzanen irudia. 81 ahots xuxurlatzaileak hauen atzetik sortzen dira.

Espazio osoa zeharkatzen duen korridorea hegazkinaren hegalen maila baino gorago, isatsaren azpitik eta nabigazio-kabinaren altueran igarotzen da. Hegazkinaren alboetan, hiru taldetan banatuta, material plastiko eta beltzez forratutako bederatzi kutxa handien barruan gordeta daude itsas hondotik erreskatatu biktimen objektu pertsonalak.

Argiztapen kulunkariko 81 lanpara, 81 ispilu beltz, 81 ahots xuxurlari eta bederatzi kutxa beltz handi dira Christian Boltanski artista frantziarrak Ustikako Memoriaren Museorako burutu zuen instalazio iraunkorreko osagaiak. Elementu horiek guztiek eta hegazkinak berak etengabe iristen eta joaten, mintzatzen eta isiltzen, pizten eta itzaltzen diren uneak erreproduzitzen dituzte: betiereko orainaldia, etenik gabe errepikatua. Etorkizun ezinezkoa 81 biktimentzat, haien ahots hipotetikoak entzun baititzakegu.

Gauez atera ginen museotik, arnasaldi baten amaieran, hegazkinaren gaineko argiek iluntasunera jotzen zutenean. Ustikako Memoriaren Museoaren eta Geltoki Nagusiaren artean, lizeo publiko baten paretik igaro ginen. Igandea bazen ere (2022/09/25), baziren lizeoan sartu eta irteten zuten pertsona ugari; bozkatzera joanak ziren. Lizeoaren fatxadan, 1980ko abuztuaren 2ko Boloniako Geltoki Zentraleko sarraskiari erreferentzia egiten dion horma-pintura batez estalia, honako hau irakurri genuen: “Io non dimentico” (nik ez dut ahazten).

Hurrengo goizean Boloniatik joan ginen. Albistea hedabide guztietan errepikatzen zen: faxismoak irabazi zituen hauteskundeak. 100 urte lehenago (1922/10/29) Mussolini lehen ministro izendatu zuten eta faxismoak urte askoan gobernatu zuen. Gero ez zen garaitua izan: burokrazia faxista zaharrak irautea lortu zuen. Eta orain hazten ikusten dugu, Italian eta beste herrialde askotan. Hau, Ustikako Memoriaren Museoko argiak bezala, arnasketa baten erritmoan errepikatzen da? Hau 100 urteko arnasketa?

Iragana ez da iristen.



(1) Martin Lee, The Beast Reawakens (Little Brown and Company, Boston, 1997), p. 100.
Oharra eta komatxo arteko testua, atxikita doana, hemendik hartuta: https://www.archivochile.com/carril_c/cc2012/cc2012-065.pdf
Los ejércitos secretos de la OTAN, Daniele Gasner, suitzar historialaria. Gaztelaniaz pdf formatuan argitaratua: CEME, Centro de Estudios Miguel Enríquez (CEME producción. 1999 -2011).
Version française: éditions Demi-lune (2007). Interneten zabalduta: Red Voltaire, Basilea, Suiza.
Daniele Gasnerrek 2005ean argitaratu zuen liburua; gaztelaniaz 2010ean argitaratu zen: Gasner D. Los ejércitos secretos de la OTAN. La operación Gladio y el terrorismo en Europa occidental. Ed. El Viejo Topo. Mataró, 2010.

(2) Ibid.

(3) Bravo E. Villa Wanda. Ed. Autsaider División Sesuda. Sineu, Islas Baleares, 2019 (2ª edición).
Villa Wanda izenburuarekin, Eduardo Bravok Licio Gelli faxista eta P2 logiako maisu agurgarria bizi izan zen Arezzoko etxeari egiten dio erreferentzia. “Era batera edo bestera, XX. mendearen bigarren erdialdeko historia Villa Wandatik igarotzen da. Hango lorategietan negozioak egin dira. Bere egongeletan konplotak egin dira. Telefonoetatik mendekuak eta kontu ezarpenak antolatu dira”.

(4) Ibid.

(5) Mendez, R. (2010eko maiatzaren 28a). La masacre de Ustica. Letraviva. Blog del IES Sierra de Guadarrama. https://iessierradeguadarrama.wordpress.com/2010/05/28/italia-1980-contra-la-sociedad-civil-las-masacres-de-ustica-y-bolonia/
Rafael E. Mendez Devesaren artikulu hau sarraskitik 30 urte bete zirenean argitaratu zen, eta sarraskiari eta egia ezagutzeko prozesu luzeari buruzko informazioa biltzen du.

(6) (2010eko uztailaren 1a). El Muro de Goma: Increíble historia de la Guerra Fría. https://urgente24.com/72859-el-muro-de-goma-increible-historia-de-la-guerra-fria

(7) Ibid.

(8) Gasner, D. y Cattori, S. (2007ko abenduaren 6a). El terrorismo no reconocido de la OTAN. https://www.voltairenet.org/article153509.html#nh13
Silvia Cattori kazetariak nazioarteko harreman garaikideetan aditua den Daniele Gasner historialariari egindako elkarrizketa; biak suitzarrak dira. Argitaratuta dago Voltaire Sarearen egunkari digitalean (https://www.voltairenet.org). Bertan, Gasnerren artikulu gehiago eta Cattoriren elkarrizketa ugari aurki daitezke.

(9) https://www.museomemoriaustica.it/ web-orri honetan bisita birtuala egin daiteke museora.

(10) 1988-2018. La verità ha un prezzo che vogliamo pagare. Associazione Parenti delleVittime dellaStrage di Ustica. Bolonia, 2020

(11) Ibid.

(12) Gasner, D. Op. cit.


ABUZTUAK 2
Airea geldi dago.
Ez da osto bakar bat ere mugitzen.
Eta nik ez dut abuztuaz hitz egin nahi.
Beraz, isilik nago.
Erlojuaren aurrean geldirik.
Tren bat txistuka.
Bolognak begiak bustita ditu.
Bai, begiak bustita daude.
Eta bihotza tristuraz beterik dago.
Baina inork ez du bere burua engainatzen.
Bolognak justizia nahi du!


Testua horma-pintura batean dago, institutu publiko
baten fatxadanMurala Gianluca Crescianik 
sinatutzen du (2021)





2022/08/16

VIAJE DE VERANO DESDE UN EXILIO VOLUNTARIO

 



El inicio de un viaje virtual


La atracción ha sido repentina, el enamoramiento inmediato. Le he visto erguido y ofreciéndose, rodeado de otros compañeros en posiciones más adelantadas y ventajosas, pero su postura arrogante le hacía destacar del resto. El destello que me ha obligado a concentrar mi mirada en él, una vez singularizada su silueta en mi pupila, ha sido su título: El infinito en un junco. Lo he tomado en mis manos, examinado la portada, me he entretenido en la contraportada y detenido en el índice. En la contraportada he leído que se trata de un libro sobre la historia de los libros; que, además, es un libro de viajes; y que, sobre todo, es una fabulosa aventura colectiva. En el índice he intuido los paisajes, casi todos pretéritos, por los que podría transitar con su lectura. Y he pensado que el libro podría sustituir a un viaje en esta parte del verano.

Creo que leer algunos libros es como realizar un viaje con ellos, aunque no sean libros de viajes. Tras la repentina atracción que he sentido por El infinito en un junco no he pensado que su lectura sería como un viaje; llegué a esa conclusión unas horas más tarde. Yo no tenía ninguna noticia sobre el libro, que ya tiene dos años y más de 40 ediciones; nuestro encuentro ha sido casual, totalmente fortuito. Lo he visto en una librería de Bilbao, a la que había ido a recoger un encargo, y allí lo he ojeado; era una edición de bolsillo. Antes de comprarlo he husmeado por las mesas contiguas. He visto unos cuantos libros con títulos que anunciaban un contenido que, con toda seguridad, estaba dirigido a las personas que se pretendía atraer con ellos; pero a mí me repelían los mensajes que se presagiaban. Han hecho que pusiese en cuarentena el enamoramiento inmediato que un título había producido en mí. ¿Era fiable aquel libro rodeado de compañeros que me desagradaban?

Estaba solo y tenía tiempo. Me he acordado de una librería que, aunque no la he frecuentado mucho porque apenas voy a Bilbao, siempre me ha parecido atractiva y, sobre todo, atendida por personas que conocen muy bien su oficio: la librería Cámara en la calle Euskalduna; una librería de las que ya es difícil encontrar. He pensado que si hallaba el libro en ella tenía que tratarse de una obra fiable. Lo tenían. No era una edición de bolsillo, por lo que me ha resultado el doble de caro, pero era un formato más atractivo, más agradable al tacto y se sostenía con más comodidad abierto sobre la palma de la mano. Era el libro por el que, sin conocerlo, me había sentido repentinamente atraído, aunque ahora con un vestido más suave, más elegante, más atractivo al tacto. Utilizando palabras escritas por su autora Irene Vallejo (que más tarde encontré en el prólogo) su contacto, su roce y su ductilidad eran más agradables que las de los “...libros de bolsillo encolados que siempre intentan cerrarse como si fueran mejillones”. Con la fiabilidad que el lugar me proporcionaba, y con un traje más fino, ahora sí: me he comprometido con él y lo he traído conmigo a Lendoño.

Lendoño. Desde hace unos meses me encuentro exiliado en mi primera patria, en el pueblo donde nací, que fue mi residencia durante más de la tercera parte de mi vida, y del que nada me alejó durante mi infancia, esa primera patria. No es una deportación; es un exilio voluntario, flexible y sin confinamiento. Pero he tenido que adaptarme al lugar, a la casa en la que hace tiempo no vivía, y a las circunstancias y consecuencias que han generado las razones del exilio. Una de estas es haber tenido que aplazar algunos viajes pensados, deseados o acordados; y renunciar a algún viaje en solitario hasta que las circunstancias vuelvan a ser casi parecidas a las de antes. Así que convertir la lectura de El infinito en un junco en un viaje y en una fabulosa aventura, me dará la oportunidad de realizar una ruta por la historia y, al mismo tiempo, seguir disfrutando del lugar y de las actividades vinculadas al caserío familiar en el que por una larga temporada nos hemos exiliado. Esas son mis expectativas.

Ya en Lendoño me he sentado con tranquilidad a la sombra de un avellano para iniciar la lectura. He leído el prólogo y, antes de seguir leyendo, lo he vuelto a leer dos veces más para volver a disfrutar de lo que Irene Vallejo cuenta y, sobre todo, gozar de la manera en que lo cuenta.

Nada más leer la primera frase estaba sumergido en una historia en la que ya quería sentirme protagonista. Sin acabar el primer párrafo dudaba si prefería formar parte de los “misteriosos grupos de hombres a caballo”, o era preferible conformarme con ser de quienes “los observan con desconfianza desde sus tierras o desde la puerta de sus cabañas”. Dudaba si era preferible elegir el peligro y las penalidades o una seguridad incierta. Al leer el sexto párrafo he optado por identificarme con los misteriosos emisarios a caballo: “Libros, buscaban libros”.

En el prólogo Irene Vallejo también explica lo que le asusta: “escribir las primeras líneas, cruzar el umbral de un nuevo libro”; y que cuando ya tiene tomadas todas las notas posibles, recorrido archivos, visitadas muchas bibliotecas y no tiene pretextos para esperar, lo retrasa más días, “durante los cuales entiendo en qué consiste ser cobarde”. Las dudas le asaltan porque “¿cómo mantener diferenciado el esqueleto de los datos bajo el músculo y la sangre de la imaginación?”.

Después de leer el prólogo no tengo ninguna duda de que por muy irracional que pueda ser un enamoramiento repentino, con este no me he equivocado. Estoy seguro de que Irene Vallejo ha cubierto con sangre y músculo imaginativos y atrayentes el esqueleto de los datos.

Dice Irene Vallejo: “Este relato es un intento de continuar la aventura de aquellos cazadores de libros. Quisiera ser, de alguna manera, su improbable compañera de viaje, al acecho de manuscritos perdidos, historias desconocidas y voces a punto de enmudecer”.

Se pregunta: “¿cuántas bajas han causado los dientes del tiempo, las uñas del fuego, el veneno del agua?”; y yo pienso: ¿cómo resistirse a un viaje en el que la guía se expresa así?

Me apunto a la aventura a la que Irene Vallejo me lleva. Inicio el viaje.

Lendoño, 12 de agosto del 2022



PS:

Escribí el texto anterior después de leer el prólogo. Quería, sobre todo, dejar anotadas unas cuantas frases para saber dónde recuperarlas. Cuando lo he releído para repasarlo antes de publicarlo en este blog, mi viaje por las páginas de El infinito en un junco ya estaba muy avanzado. Había pensado que al terminar de leer el libro escribiría otra crónica de ese viaje a través de las páginas de Irene Vallejo, pero no lo haré. Estoy seguro de que el mejor relato posible del viaje está en el libro, e Irene Vallejo ya lo ha escrito de una manera magistral.



2022/03/13

VIAJE A BOLONIA PARA RECORDAR LA HORA

 


Euskarazko bertsioa irakurtzeko ikusi esteka hau, aiaraldea.eus webgunean 2022ko martxoaren 12an argitaratua.
Edo beste hau.

Estoy bajo el reloj. 1980 es el año. 2 de agosto la fecha. 10:25 la hora. Es la hora del terror, la hora de la resiembra del miedo, la de la continuidad de la ocultación y el desprecio a las víctimas y al pueblo. Una bomba colocada en la sala de espera de segunda clase de la estación central de Bolonia estalla. Mata a 85 personas y hiere a otras 200.



Algunos recuerdos escondidos, casi sepultados, afloraron a mi memoria la noche del 2 al 3 de noviembre de 2017. Viajaba entre Turín y Foggia. El tren hizo una parada en Bolonia, pero yo desperté cuando ya se había puesto de nuevo en marcha. Vi el nombre de la estación y el recuerdo de la masacre se adelantó de repente a la primera línea de mi consciencia. Pensé que podría haber hecho una escala para visitar los memoriales de la matanza, pero ya era tarde. Decidí que comprobar la hora de la masacre en un reloj parado en la fachada de la estación podría ser uno de los objetivos de un futuro viaje a Bolonia.

A las 17:04 del 14 de febrero de 2022 estaba por fin bajo el reloj.

En poco tiempo comenzaría a oscurecer, pero el reloj analógico del extremo izquierdo de la fachada principal de la estación de Bolonia marcaba las 10:25, y sus agujas no se movían. Para saber la hora real tuve que mirar a su gemelo, en el extremo derecho de la fachada, y confirmarla en el digital sobre la puerta de entrada.

La hora del terror

El 2 de agosto de 1980, antes de la hora que ya siempre marca el reloj de la izquierda, la estación de Bolonia era un hervidero de gente. Personas de todas las edades, que iniciaban sus vacaciones o volvían de ellas, llenaban la sala de espera de segunda clase, se movían por los andenes o esperaban la salida de su tren. Alguien había abandonado en la sala de espera una maleta a la que probablemente nadie hacía caso. A las 10:25 estalló la bomba que contenía convirtiendo la estación en algo más terrorífico que la representación más horrorosa y espeluznante del infierno que se pueda imaginar.

La explosión destrozó cuerpos y segó vidas. Reventó la sala de espera, cuyas paredes embistieron contra un tren parado en el andén contiguo, destrozó la estación y entre los escombros dejó un espectáculo dantesco.

Cuando entré en la estación paseé por ella sin la prisa, el nerviosismo o la impaciencia de los numerosos viajeros que iban y venían por los andenes. Tuve que hacer un esfuerzo para imaginarme el caos de gritos, sangre y escombros en el que hace casi 42 años se convirtió la estación. La sala de espera en la que el terrorismo fascista hizo estallar la bomba estaba cerrada como medida contra el Covid. Pude observarla desde el andén principal a través de sus amplios ventanales. También, y sobre todo, pude verla a través del espacio que rompe la pared desde el techo hasta el suelo, una rotura irregular para rememorar la destrucción que se produjo por la explosión y por la embestida de la pared, convertida en metralla, contra el tren estacionado en el andén.

El hueco, aunque irregular, está bien acabado y pintado, con los bordes terminados en bisel y sin dejar a la vista la estructura y las entrañas del muro. Es parte del memorial, pero no vi a nadie pararse a observarlo. Sin recordar la masacre podría pasar por un raro elemento decorativo. Dos veces recorrí el andén contiguo sin fijarme en él, hasta que paré a leer la placa que hay a un costado.

Además del reloj y el hueco de la pared, el memorial de la masacre tiene otro elemento en la Piazza delle Medaglie d’Oro, en una pequeña área verde que cierra el espacio entre la estación y el Viale Pietro Petramellara. Sobre un trozo de raíl se eleva un pequeño aro elaborado con tornillos ferroviarios, trozos de metal, pequeñas piedras y trozos de balasto. Está sobre el césped, levanta poco del suelo y probablemente pasa desapercibido para muchas de las personas que transitan por la plaza para llegar a la estación o salen de ella. Los materiales con los que está hecho son como los que la bomba hizo volar con violencia, arrasando con todo lo que se interponía entre ella y las personas anónimas que acabaron muertas o heridas. Sobre la pequeña peana en la que se apoya el trozo de raíl están escritos los nombres de las 85 personas muertas. También vi muchos de esos nombres en placas incrustadas en el suelo de las aceras del entorno de la estación.


La hora de la resiembra del miedo

Las personas cuyos nombres aparecen en la peana no fueron las únicas destinatarias del terror provocado por la bomba. El miedo en la población era necesario para tratar de imponer gobiernos autoritarios. El fascismo, y no solo el fascismo, tenían el claro objetivo de impedir a toda costa que el partido comunista gobernara o formase parte del gobierno, y de acabar con el recorrido democrático de la joven república. Para eso había que atemorizar a la población.

En el mismo césped donde está el pequeño monumento con los nombres de los muertos en la masacre de Bolonia, hay otro mucho más grande, mucho más visible por su tamaño y por los mástiles que le rodean. Se llama La Ruota Spezzata (la rueda rota) y, además de la de Bolonia, rememora otras dos masacres: la del tren Italicus y la del tren expreso 904. La del Italicus se produjo el 4 de agosto de 1974 a las 01:23 de la noche en el interior de un túnel cercano a San Benedetto Val di Sambro; 12 personas murieron y 44 resultaron heridas. El atentado del expreso 904 se perpetró el 23 de diciembre de 1984, casi en el mismo lugar; en este murieron 16 personas y más de 267 resultaron heridas.


La estación de San Benedetto Val di Sambro, que está a 10 kilómetros del pueblo, sirve también a Castiglione Dei Pepoli, que está a 15. Viajé hasta ella dos días más tarde de llegar a Bolonia para ver el memorial del tren Italicus. El monumento representa un vagón destrozado por la explosión de la bomba. De él surgen manos que intentan escapar del vagón.

Si aquel atentado fue el primero de los tres que en 10 años se perpetraron en esta línea férrea, no fue el primero de los muchos realizados por el terrorismo fascista durante los años de plomo en Italia. Antes ya se habían producido atentados como el de la Piazza Fontana en Milán, el de la Piazza della Loggia en Brescia, y otros. El miedo, el terror, se venía sembrando y resembrando desde finales de los años 60 del siglo XX.

Imaginé las manos que surgen desde el vagón del memorial de la estación de San Benedetto val di Sambro como brotes de espanto naciendo de un terreno ya muy abonado de miedo y terror; brotes dispuestos a aferrarse y trepar por cualquier propuesta que se postulase como solución para vivir sin un permanente temor, aunque hubiese que laminar la democracia y renunciar a libertades.


La hora de la continuidad de la ocultación

Aldo Giannuli es uno de los historiadores italianos que más y mejor ha estudiado los años de plomo y la estrategia de la tensión en Italia(*). En su libro Bombe a inchiostro (2008) decía:

«Para el ‘tribunal de la historia’, las sentencias son fuentes que hay que someter a la crítica, como cualquier otra. Históricamente, parece difícil negar que las matanzas fueron obra de la extrema derecha; que importantes sectores de los servicios secretos —nacionales y estadounidenses— estaban al tanto de lo que se estaba preparando y no hicieron nada para impedirlo; que, después, policía y servicios de inteligencia siguieron diversas pistas falsas que beneficiaron a los fascistas; y que todo esto se inserta en una estrategia de los grupos dirigentes de Occidente dirigida a obstaculizar la política de distensión entre los dos bloques (precisamente la ‘estrategia de la tensión’, que es su exacta inversión semántica)».

En 2021 Sergio Mattarella, presidente de la república, declaraba que el desafío de todos aquellos atentados:

era la joven democracia parlamentaria, nacida con la Constitución republicana, llegar a una dictadura, privando a los italianos de las libertades ganadas en la lucha por la liberación.

Y añadía que el terrorismo negro:

fue, a menudo, instrumento, más o menos consciente, de tramas oscuras, que tenían el objetivo político de derrocar el eje político del país, interrumpiendo el camino democrático.

Todavía hay quien pretende una reescritura de la historia para vincular el origen de todos aquellos atentados indiscriminados a las luchas sindicales y al Mayo Francés. Sin embargo pocas dudas pueden caber de que fue el fascismo quien los llevó a cabo; que algunos servicios secretos estuvieron al tanto; y que jueces, periodistas, militares, políticos, banqueros e importantes miembros de la Iglesia hicieron lo posible para desviar las sospechas y dificultar las investigaciones.

La desviación de las sospechas se iniciaba nada más producirse los atentados. Y todavía hoy quedan verdades por esclarecer.



Más memoriales

En la Piazza del Nettuno, en el centro de Bolonia, hay un panel de metacrilato en el que pueden leerse los nombres de todos los muertos en el atentado fascista de la estación de Bolonia y en los de los de los dos trenes que lo sufrieron cuando atravesaban un túnel bajo los Apeninos. Está a la izquierda de la fachada de la Sala Borsa. Podría decirse que no es más que un insuficiente resumen de los atentados del terrorismo negro durante los años de plomo.

Durante aquel periodo, además del fascismo también diversos servicios secretos occidentales, la red Gladio (estructura secreta de la OTAN), partidos políticos como la Democracia Cristiana o alguna de sus facciones, y otros poderes políticos, económicos y judiciales se implicaron o colaboraron en la llamada estrategia de la tensión, y/o en la ocultación de las acciones del terrorismo negro que alimentaban esa estrategia.

Hay en Bolonia otro memorial relacionado con aquellos años; está en el Museo per la Memoria di Ustica. En una nave en la que antaño se reparaban locomotoras, están los fragmentos de un DC9 que el 27 de junio de 1980 salió de Bolonia, pero ni el avión ni las más de 80 personas que viajaban en él llegaron a su destino. La hipótesis más creíble es que un misil lanzado por un caza francés lo derribó. Pero la lentitud y el desvío de las investigaciones han hecho que más de 40 años después la asociación de familiares de las víctimas tenga que seguir reclamando verdad y justicia.

En invierno el museo solo abre los fines de semana y no pude visitarlo. Este puede ser uno de los objetivos de otro viaje a Bolonia.

El huevo de la serpiente

A partir de 1922 el fascismo italiano gobernó durante más de 20 años. Para ello se sirvió del apoyo de la monarquía, de grandes empresarios, del Vaticano…, y de la violencia. En junio de 1946, en referéndum, Italia eligió la república y se deshizo de la monarquía. Pero el fascismo no solo no desapareció (en la Península Ibérica siguieron gobernando durante muchos años dos dictaduras fascistas), sino que contó con el apoyo de ciertos grupos políticos, económicos, religiosos…, y con el miedo provocado por el terrorismo negro. También alimentó, con el fin de aprovecharla, la frustración de buena parte de la ciudadanía.

El 24 de abril de 1995 Umberto Eco pronunció un discurso en la Universidad de Columbia. Lo tituló Los 14 síntomas del fascismo eterno. Uno de ellos es el llamamiento a las clases medias frustradas por alguna crisis económica o humillación política. Llevamos muchos años en los que se han ido encadenando varias crisis. Llevamos también muchos años viendo cómo crecen los reptiles en el interior de los huevos de la serpiente, y cómo van eclosionando aquí y allá, casi siempre con el apoyo y los votos de buena parte de la ciudadanía.

No queremos vivir en la frustración, y cuando la sufrimos (o nos hacen creer que tenemos que estar frustrados) quizás sea fácil buscar culpables para convertir la frustración (que es tuya) en odio (que es algo que hay que dirigir a otra persona). Si hacemos culpable al diferente (por etnia, clase, género, creencias…, o solo por ser más débil), ya participamos de alguno de los 14 síntomas del fascismo eterno.

Podemos comprar la información que más se adapte a nuestros deseos (incluso las fake news). Podemos optar por la representación de la realidad que más atrayente nos resulte. Podemos creer a quien sabemos que nos miente. Y, con todo ello, también podemos acusar de lo que ocurre al diferente, aunque solo sea víctima. Pero después no podemos decir que no sabíamos nada.

(*) Algunos libros de Aldo Giannuli sobre los años de plomo y la estrategia de la tensión: Strategie della tensione (2005); Bombe a inchiostro (2008); Storia di Ordine Nuovo (2017); La strategia della tensione (2018).   Blog de Aldo Giannuli: https://aldogiannuli.it/

Viaje al románico de La Bureba

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