2021/06/06

LA LOSA VECINA DE ORDUÑA Y DE LA JUNTA DE RUZABAL

 


Losa. Un viaje para ‘rehabilitar’ recuerdos (4)

Cuarta jornada: 20/05/2021

Quincoces de Yuso - Lastras de Teza - Teza de Losa - Villacián - Barriga - Villañor - Llorengoz - Villalba - Berberana - Aostri de Losa - Hozalla - Mambliga - Fresno de Losa - Qincoces de Yuso.

El tiempo del que estoy disfrutando en este viaje por Losa no provoca en mí el deseo de acercarme a la fuente cada vez que llego a un pueblo. En julio del 2001 era lo primero que buscaba. Hoy he pedaleado por la parte de Losa a la que hace veinte años ni siquiera me acerqué. He pasado por casi todos los pueblos que hay hacia el este de Quincoces de Yuso y no he tenido la imperiosa necesidad de beber o refrescarme en sus fuentes. Sin embargo, y ya que decidí que el eje temático para el viaje fuesen estas, he visitado casi todas las de los pueblos por los que he pasado. Una de las de Teza de Losa y la que Villalba tiene fuera del pueblo son las que me han parecido de más interés.

La que Teza de Losa tiene en lo alto del pueblo es una fuente de las que te obliga a humillarte si quieres beber de ella, incluso a que te mojes los pies. Contra un declive del terreno sobre el que pasa un camino hay una construcción de sillares que protege la surgencia; está coronada por una cruz. En la parte inferior hay una ventana cuadrada bajo la que están los caños; permite introducir el brazo al interior para tomar agua del propio manantial. La fuente está por debajo del nivel de todo el terreno que la rodea, pero delante de ella hay un canal de desagüe de alrededor de un metro de ancho excavado en la roca.



Un vecino del pueblo que sacaba sus vacas a pacer, me ha enseñado el pueblo, me ha llevado hasta sus dos fuentes y me ha dado conversación durante más de una hora. Conocía mucho mejor que yo a muchas personas de Ayala, de la Junta de Ruzabal, de Orduña...

Hoy también me he fijado con más atención en la fuente de Villalba, que ya había visto más veces. En la pilastra que tiene contra el declive sobre el que pasa la carretera está gravado el año de su construcción: 1870. A su derecha hay un muro de hormigón con cuya construcción seguramente se vio afectado el abrevadero. Más a la derecha está el lavadero en el interior de una edificio con apariencia de casa. Enfrente de este conjunto hay otra fuente con una pilastra en el centro de un abrevadero o estanque ovalado sobre el que varios caños vierten agua.



Ha habido dos lugares que han atraído mi atención más que las fuentes: en Villaño y Villalba, los dos relacionados con Orduña por razones diferentes.

En Villaño, donde no había estado nunca, se encuentra un pequeño enclave orduñés: La Cerca de Villaño. En el caserío que hay en ese espacio iban a dar a luz las mujeres de Villaño y de los pueblos cercanos para aprovechar el fuero que libraba del servicio militar a quienes nacían en Bizkaia. Hasta los años 50 del siglo XX la corporación orduñesa subía cada año a inspeccionar los mojones del pequeñísimo enclave.

‒Yo vivo aquí desde hace 30 años y no he visto nunca lo que contaba mi tío ‒me ha contado un vecino‒, pero él decía que todos los años subían los de Orduña y hacían una gran romería con txistularis y tamborileros.

También ha hecho referencia al hecho de que la muga pasaba por el mismo caserío y había que dar a luz en la habitación adecuada, aunque esto quizás sea más leyenda que realidad.

El caserío está arruinado. Sus dueños, según mi interlocutor, hicieron una casa nueva cerca de él, pero en terreno burgalés. Me he acercado hasta el enclave, pero en los alrededores no me he topado con nadie para que me indicase cuáles son los límites de La Cerca de Villaño. Quizás sean los que las propias ruinas y la pared que circunda la finca contigua encierran.



Al llegar a Villalba estaba abierto el local de la Asociación Recreativo Cultural Juan de Garay. He comprado una lata de cerveza y me he sentado a comer junto al monumento dedicado al fundador de Buenos Aires. Aquí dan por buena la versión de que Garay nació en Villalba, en contra de la que sitúa su nacimiento en Orduña. Tanta importancia le dieron en su día que, si no estoy equivocado, consiguieron que a la inauguración del monumento viniese la reina Sofía.

Yo no había prestado mucha atención a Juan de Garay hasta que, a raíz de un trabajo extraescolar y voluntario propuesto a un grupo de alumnas, leí varias biografías y estudios sobre la procedencia del conquistador. Yo creo que no hay ninguna duda de que nació en Orduña (también se dice que en Belandia, pero creo que esto es más dudoso). Sin embargo Garay marchó a América cuando aún era jovencísimo y allí vivió el resto de su vida. Puede permanecer la duda de su lugar de nacimiento, de lo que no cabe duda es de que más que orduñés o de Villalva era de América, de aquella América colonizada en la que fue un importante agente de las agresivas conquista y colonización. ¿De dónde se sentía él? Tanto Garay como su descendencia reivindicaron su vizcainía, lo que, desde mi punto de vista apoya la teoría de que nació en Orduña y su infancia transcurrió en dicha ciudad. Aunque sé que esto no prueba nada, si la infancia es la “primera patria” la reivindicación de su vizcainía por parte de Garay me hace creer que Orduña fue la suya.



Después de llegar a Berberana he regresado hasta Quincoces pasando por Aostri, Hozalla y Fresno. En este último me he detenido más tiempo, porque, aunque nunca había entrado en él, su nombre lo conocía desde pequeño. Una familia de Vitoria que tenía aquí una casa como segunda vivienda, solía encargar a mi madre y mi padre la elaboración y curación de chorizos caseros. Lo hicieron durante varios años. Mis hermanos y yo solíamos heredar ropa de los hijos de aquella familia. Tampoco en Fresno he visto a nadie y no he podido indagar sobre aquellos antiguos conocidos.

Desde Fresno he abandonado las carreteras y pistas locales y, sin llegar por ellas a Villalambrús y San Martín, he bajado a la carretera general. San Martín ya lo conozco, Villalambrús no. Su nombre siempre me recuerda los versos que de vez en cuando oía a mi abuelo, que los recitaba medio cantando: “El cura de Villalva y el de Villalambrús se juegan los cojones jugando al mus”. Más tarde leí el Diccionario Secreto, de Cela, donde se recogía este dicho.

Donde no he podido resistir la tentación de volver a entrar antes de llegar a Quincoces ha sido en Teza de Losa para volver a admirar sus dos fuentes y fotografiarlas, sobre todo la de arriba, con mejor luz que a la mañana.

(Texto elaborado a partir de los apuntes de mi diario de viaje)

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